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Reflexiones sobre la verdadera felicidad

domingo, 23 de abril de 2006 Dejar un comentario Ir a comentarios

Reflexiones sobre la verdadera felicidad

CADA instante de vida es demasiado hermoso como para malgastarlo siendo infeliz. La vida se hizo para vivirla, por eso cada día debe ser una alegría, no una lucha contra una interminable tormenta. Durante siglos el hombre ha intentado buscar el secreto de la eterna felicidad. Para cada persona es diferente el concepto, y las metas para conseguirla. Unos piensan que los bienes materiales son la panacea para ser feliz. Si el dinero diera la felicidad, la gente rica y famosa, los millonarios, serían las personas más felices del mundo, sin embargo, los ricos sufren la infelicidad y la depresión igual que los pobres, convirtiéndose así en alcohólicos y en adictos a drogas. El dinero sólo puede comprar posesiones materiales (un piso, un coche…) pero eso no son más que bienes temporales, que no te pueden dar ninguna felicidad verdadera. Otros piensan que el tener una posición social elevada y un trabajo diferente puede cambiar el rumbo de sus vidas, pero al mismo tiempo si lo logran son envidiados o despreciados por los pobres y tienen más enemigos que los nunca soñaron. Del mismo modo, hay personas que disponen de menos riquezas, con una vida más modesta, y tienen una existencia más feliz y conformista, porque enfocan su mente en lo que tienen. Muchas personas consumen su vida entera buscando la felicidad sin encontrarla, porque no miran en el lugar adecuado. No depende de lo que cambies en tu vida sino que te cambies a ti mismo. Uno es todo lo feliz que previamente se ha propuesto serlo. ¿Alguna vez hemos pensando qué ocurre con las personas inválidas, las ciegas, sordas o mudas? ¿Con aquellas personas enfermas de cáncer o sida? ¿Cómo puede ser alguien feliz en esas situaciones? Están demostrando que en su interior están en paz y se conforman con sus propias vidas, incluso les ha hecho ser mejores personas. Por eso para ser felices no necesitamos más dinero, ni una casa más grande (unifamiliar o chalet), ni un trabajo mejor, ni un coche deportivo, lo que tenemos que hacer es cambiar de actitud. Debemos pensar que la verdadera felicidad está en el interior de uno mismo. Se nos dan miles de oportunidades para ser felices: el amor de nuestra vida (que a veces dejamos escapar), la persona que nos puede comprender, el amigo que nos puede ayudar, la acción generosa que puede dar sentido a nuestra existencia. También la felicidad constituye una tarea, algo a lo que hemos de dar una respuesta adecuada. Hay que saber reconocerla y apreciarla cuando pase a nuestro lado. Y también hay que encontrar el modo adecuado de alcanzarla y de conservarla.

Dentro de cada uno, existe el poder y la capacidad para crear la propia felicidad.

Maika Etxarri

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