08
Feb 18

Noviembre rojo

LOS CRÍTICOS CON EL GOBIERNO DE NAVARRA CLAMAN POR «CHAVISTA» Y «BOLCHEVIQUE» CONTRA UNA REFROMA FISCAL QUE SUPONDRÁ UN 0,5% MÁS DE INGRESOS EN DOS AÑOS

Se cumplen 100 años de la Revolución Rusa justo cuando en Navarra gobierna una horda de separatistas, bolivarianos y comunistas, y eso no puede ser casual. Porque la historia se repite, y como aquí no hay zares a los que ejecutar, los rojos han celebrado noviembre subiendo los impuestos a las empresas. Y eso para el presidente de la CEN es un claro ejemplo de política “bolchevique” y “radical”.

Es verdad que la reforma presentada tampoco va a arreglar todos los problemas. Son apenas 28 millones en dos años, el 0,5% de todo lo que Hacienda recauda en ese tiempo. Pero oye, que el dinero es mío y me lo llevo si no aceptamos pulpo como animal de compañía. Y aunque puede sorprender que un gesto tan insolidario sea casi el único argumento para oponerse al aumento de la tributación de las grandes empresas, siempre se puede alegar que la medida “perjudica a las familias”. Subirles el sueldo no, pero de que paguen menos impuestos ya se encarga José Antonio Sarría.

Al presidente de la CEN hay que agradecerle al menos la originalidad, porque al Gobierno se le han dicho ya tantas cosas que un poco de savia nueva siempre viene bien. Porque claro, que la economía vaya más o menos bien después de dos años anunciando el Apocalipsis y denunciando que en Navarra vivimos en “un infierno fiscal”, empieza a cantar un poco. Oír a Javier Esparza decir que las políticas del Gobierno le dan “asco” porque “compran el lenguaje de ETA”, o escuchar a Ana Beltrán decir que el Ejecutivo de Barkos es “dictatorial y totalitario” está muy bien, pero no deja de ser el pan de cada semana. Y lo de que esto es peor que lo de Catalunya puede valer un tiempo, pero de todo se acaba aburriendo el personal.

Suerte que siempre queda el recurso bolivariano, que como lo de la anexión a Euskadi sirve de comodín para casi todo. “En la Venezuela chavista las medidas que se tomaron a la llegada al poder de su líder funcionaron mientras el precio del petróleo estaba en su punto álgido pero han provocado su quiebra financiera”, apunta Fermín Torrens para explicarnos la gravedad de la situación que atraviesa Navarra desde que los ciudadanos se la entregaron al eje del mal. “El Gobierno de Navarra tiene unos objetivos social-populistas con medidas que electoralmente les va a dar muchas satisfacciones, pero que no resultarán viables a largo plazo”, razona el asesor de empresas, que como ve que en Venezuela “tienen un apoyo de la mitad subvencionada de la población”, se huele que la cosa tampoco va a cambiar por aquí a corto plazo. Quizá por ello, avisa de que es mejor no fiarse mucho, que Navarra se hunde aunque no lo parezca. “El Estado liberal produce riqueza y la distribuye, el populista la distribuye y luego la intenta producir”, señala Torrens.

FRANKESTEIN

De todo esto sabe mucho Donald Trump. El magnate, que no tiene otro fin en la vida que producir riqueza para distribuirla entre los pobres, acaba de dejar el impuesto de las grandes corporaciones 15 puntos por debajo de como lo tenía el rojo y bolivariano de Barack Obama. Luego que cada uno se pague el médico y que Dios reparta suerte. Es fácil.

Lo parece tener claro hasta la socialdemocracia en la que navega hace ya unos cuantos años el PSOE, que consiste en hacer la misma política económica que los liberales pero adornada con frases sacadas de un libro de autoayuda. “Seguimos penalizando la cultura del ahorro de las clases medias y trabajadoras de Navarra”, denunciaba el secretario de Estudios y Programas del PSN, Javier Remírez, tras conocer que las aportaciones de 8.000 euros a un plan de pensiones no tendrán desgravación fiscal.

Ya se sabe que aunque la media de ahorro en Navarra son 2.000 euros al año, la clase trabajadora anda tan sobrada de pasta que incluso podría abrirse una SICAV en Madrid. Que es lo que hacen los navarros de bien como el diputado Carlos Salvador, que así evita que el cuatripartito le “cruja” a impuestos y le “confisque” su dinero. Mejor pagar poco y fuera que mucho y en casa. Porque es muy liberal y distributivo, y permite tener tiempo para reflexionar y ver las cosas con perspectiva.

“Tenemos el Gobierno más radical de nuestra España democrática. Un Frankenstein cosido por nacionalistas vascos, populistillos, neocomunistones y filoterroristas”, apunta Salvador en un artículo en el que además de recordar las diez plagas que azotan a Navarra por culpa de Barkos explica a los files que a estas alturas pueden empezar a dudar, por qué la profecía apocalíptica todavía no se ha cumplido. “El Gobierno de Navarra se aprovecha de la recuperación económica sin haber hecho nada para contribuir a ella”, apunta el diputado de UPN que, para que no queden dudas, aclara: “Barkos parasita en beneficio propio los efectos de las políticas del PP apoyadas por UPN”. Desde luego, jeta no le falta.


08
Feb 18

El contexto es el contexto

EL TIEMPO DA Y QUITA RAZONES. Y TENÍAN RAZÓN QUIENES VATICINABAN LA DESAPARICIÓN DE NAVARRA, YA LA HAN PUESTO A LA VENTA EN EL MONOPOLY

El contexto es el contexto, decía Javier Esparza emulando al ilustre Pazos de Airbag y el conceto es el conceto. Por que claro, no es lo mismo estar en el Gobierno que en el frío de la oposición. Allí todo se ve diferente. Por ejemplo, el diseño de la bandera de Navarra, cuyo centenario UPN conmemoró por todo lo alto desde el Palacio, pero al que ahora le niega valor histórico. “La diferencia es que hoy tenemos un Gobierno nacionalista que no tiene credibilidad para la defensa de Navarra. Y es en ese contexto en el que hay entender nuestras explicaciones”, dice Esparza para justificar la contradicción. Lo que traducido viene a ser algo así como suelta esa bandera que es mía.

Ocurre como con las ayudas a los celíacos, dotada con 30.000 euros y aprobada por el Parlamento con el apoyo de UPN. “El Gobierno ha hecho el ridículo generando falsas expectativas”, apuntaba Sergio Sayas, para quien resulta “insultante” una subvención que apenas llega a dos euros mensuales. Algo en lo que sin duda lleva razón y sería muy criticable si no fuera por el pequeño detalle de que hace un año el propio parlamentario de UPN proponía destinar 10.000 euros menos para la misma causa.

Del contexto también depende el riesgo independentista en Navarra. Iñaki Iriarte y Cristina Altuna nos avisan de que no hay que fiarse de la “moderación” del Gobierno de Navarra. Que eso de que Barkos considere suya la bandera de Navarra, que quiera pactar con el Estado asuntos importantes o que vaya al Parlamento como “una sensata defensora del autogobierno” es todo mentira cochina, solo para engañar. “El Gobierno de Navarra si pudiese repetiría el golpe de Estado que se ha intentado dar en Cataluña”, apuntan los parlamentario de UPN, que aportan como prueba que hace un año hubo una manifestación “independentista” en Pamplona y que en algunos pueblos se han hecho consultas simbólicas para reclamar el derecho a decidir.

Eso también pasaba cuando gobernaba UPN, pero ahora es diferente. Porque si algo hemos aprendido en estos dos años de cambio es que todo lo que hace el Gobierno es para hacer desaparecer Navarra. Hasta han hecho un Monopoly para venderla a cachos. Y encima en bilingüe. Lo raro es que la oposición todavía no haya pedido la comparecencia de la presidenta en el Parlamento para que dé explicaciones, que es como últimamente se resuelven los problemas. Una vez allí, solo hay que agitar las manos como quien espanta a las brujas y gritar muchas veces y muy deprisa “imposición” o “obsesión”. O si no, soltar el clásico “esto es un ejemplo más de imposición nacionalista”. Con eso suele quedar la cosa bastantes apañada.

Lo mismo sirve para la reforma fiscal (“Quieren una Navarra pobre para que sea colonia de Euskal Herria”, Javier Esparza);para la Ley de Policías (“Intentan politizar la Policía Foral para echar a la Guardia Civil”, Ana Beltrán);e incluso para la reforma del mapa local. (“Detrás esto hay un proyecto de euskaldunización en nuestra Comunidad”, Javier García). Porque, por supuesto, eso de cambiar la organización de los pueblos también está pensado para acabar con Navarra, aunque todavía no se sepa muy bien qué se va a hacer. “El Gobierno foral solo ha facilitado las líneas maestras de la Reforma Local pero nos hace malpensar”, dice el parlamentario del PP.

Hay que entender que no es fácil vivir a la sombra de Ana Beltrán, que con tanto griterío cualquiera asoma la cabeza. Así que lo más efectivo suele ser recurrir a palabras gruesas y brocha gorda para dejarse oír. Y para eso, el euskera se ha convertido en el pim-pam-pum perfecto. “El Gobierno impone y actúa con favoritismo y arbitrariedad”, afirma García, que cree que los “castellanoparlantes” están discriminados en Navarra. Como los hombres, los blancos y los heterosexuales, los castellanoparlantes monolingües son una especie en riesgo de extinción: “Solo por saber euskera algunos son bendecidos por el todopoderoso gobierno nacionalista vasco y consiguen el doble de oportunidades al examinarse”.

Lo decía García en un artículo que venía a cuento de la posibilidad de que las oposiciones de docente se realicen en un único idioma, y que luego las plazas se repartan por orden de puntuación sin distinción lingüística. Es lo que se conoce como la lista única, e implica que quien sabe tres idiomas puede optar a las plazas de castellano, de inglés y de euskera. Quien sabe dos, a dos, y que quien solo domina un idioma, solo uno. Y esto, que se ha venido aplicando con el inglés y el castellano con normalidad, si se incluye el euskera supone “pisotear los derechos de los castellanohablantes ejerciendo un abuso de poder insólito, sin que medien la lógica, la equidad o la justicia”. El perspicaz parlamentario, incluso, advertía de que eso de que la medida cuenta con la mayoría sindical tiene trampa, porque “obvian que sólo les apoyan sus sindicatos afines, esos con sello nacionalista”. Y claro, esos no cuentan.

Tampoco el sindicato Afapna tiene miedo a llamar las cosas por su nombre. Que puede que sean pocos, pero son valientes y están dispuestos a ir a los tribunales contra “cualquier aprobación normativa que perjudique al profesorado no vascoparlante”. “Hoy es por unas listas únicas en Educación y mañana puede ser por cualquier otro tema en cuanto al euskera”, denuncian los responsables del sindicato, que ya pusieron en el limbo jurídico a 100 trabajadores y que ahora están muy molestos porque una cosa es dejar trabajar a los “vascoparlantes” y otra que compitan contigo por un puesto de trabajo en la Administración, como si además de euskera supieran hablar castellano. Los vascos a su guetto del modelo D que esta fiesta es nuestra. Desde luego, no queda duda de que allí los volverán a mandar en cuanto puedan. Es solo cuestión de cambiar el contexto.


08
Feb 18

Banderas de humo

UPN Y PP DENUNCIAN QUE EL GOBIERNO FORAL QUIERE IMPONER LA IKURRIÑA DANDO LA MEDALLA DE ORO A QUIENES DISEÑARON LA BANDERA DE NAVARRA

Puede parecer un poco conspiranoico, pero en esta Navarra del cambio todo tiene un objetivo oculto que nos encamina al Apocalipsis de forma inevitable. Lo ha visto rápido UPN esta semana cuando el Ejecutivo de Barkos ha premiado a los diseñadores de la bandera de Navarra. La decisión puede parecer de lo más inocua. Incluso foralista. Hasta ha salido I-E para denunciar el pasado supuestamente “fascista” de uno de los premiados para despistar al personal. Pero no, el objetivo real del galardón es “manipular y despreciar la historia de Navarra”.

Que dicho así puede parecer un poco friki, pero tiene una explicación. Arturo Campión, Hermilio de Olóriz y Julio Altadill hicieron el encargo por orden de la Diputación Foral en 1910, y claro, al premiarles el Gobierno lo que quiere es situar la bandera de Navarra en un rango inferior a la ikurriña. O algo así. “Es un error histórico. Estos no son los verdaderos creadores de la enseña foral. Pretenden confundir a la ciudadanía ya que su objetivo es imponer la ikurriña”, apuntaban los de Esparza con toda su indignación, es de suponer, después de una tarde de lluvia de ideas en su politburó. El problema es que con la sequía nadie se acordó de que en 2010 el Gobierno de UPN conmemoró por todo lo alto el centenario de la enseña creada en 1910. Así que lo que parecía un error histórico ha acabado siendo un histórico ridículo.

La crítica, claro, era previsible. Que una cosa es que la derecha foral se vaya a Barcelona para agitar orgullosa la bandera de España en la cara de los sediciosos y otra ceder el monopolio de la de Navarra. Suelta eso que es mío, le ha venido a decir también el PP al Gobierno de Barkos. “La única bandera que le interesa es la ikurriña”, decía Ana Beltrán en un nuevo ejemplo de que nunca llueve a gusto de todos.

Y es que la cosa está tan a flor de piel que el grupo municipal de UPN en Tudela se ha indignado porque en el pabellón municipal “se ha subido tanto la bandera de España que casi no se ve”. Total, que se veían más la de Tudela y la de Navarra, y tal y como están las cosas cualquiera se fía. Se empieza subiendo un poco de más la enseña monárquica y te acaban plantando una DUI en la capital de la Ribera.
“Hace diez años no se hablaba de independencia ni de república catalana, ni de esteladas. Hoy es casi imposible encontrar otra cosa. ¿Cómo ha podido ocurrir?”, se preguntaba estos días Alfredo Arizmendi, de Sociedad Civil Navarra, prima hermana de la extremocentrista versión catalana. ¿Y cuál es el motivo? ¿Rajoy? ¿el Estatut? No, “la dejadez”. “Es la dejadez de muchos la que ha permitido al nacionalismo campar a sus anchas”, dice Arizmendi, que admite que “Navarra no es Cataluña” pero que “hay algo el caso navarro que invita a pensar que nuestro cierto riesgo se convertirá, andando el tiempo, en un riesgo cierto de anexión y secesión”. Así que si Navarra desaparece, la culpa es vuestra por no enfrentaos a quienes “amenazan nuestro statu quo”, vagos.

Suerte que quedan excepciones como Juan Luis Sánchez de Muniáin, que ofrece reflexiones siempre trabajadas y es firme ante la “imposición” del euskera. “Discriminar y favorecer a un colectivo frente a otro es imponer”, alertaba con perspicacia en un artículo de opinión. Si no, que se lo digan a esos miles de hombres que se han cambiado de sexo obligados por las políticas de igualdad.

En Navarra es aún peor, porque aquí se subvencionan medios que utilizan el euskera (¡horror!). Y aunque se hace con la cuarta parte del dinero que antes recibía una sola televisión, ahora el objetivo es mucho más perverso: “Promocionar unos medios de comunicación dóciles y aduladores con el poder, amenazar la pluralidad, la diversidad y la libertad de los ciudadanos, y engordar determinados bolsillos y cuentas de resultados”. Si lo sabrá bien Muniáin, que fue el responsable de repartir las ayudas a los medios en tiempos de UPN.

Lo que no queda tan claro es cómo se logra “la manipulación y dominio de los medios de comunicación para asfixiar el pluralismo y la libertad de información” de la que nos alerta el parlamentario regionalista si, como dice su jefe, “solo el 3,7%” habla euskera. “Yo voy a la zona vascófona y oigo castellano. Y en Pamplona el kaixo, el agur y poco más”, decía Esparza en el Parlamento, molesto en cambio por el uso de la lengua vasca por parte de los representantes del Gobierno, que hasta cuando hablan en euskera quieren acabar con Navarra. “Así quieren dar la sensación de que de que es oficial”, alerta.

El problema de Esparza es que después suya suele venir Ana Beltrán y duplica la apuesta. Ahí que anda ahora, denunciando el “adoctrinamiento” en las escuelas que hasta hace poco gestionaba UPN. Desde luego, si algo no se le puede reprochar a quien considera el euskera “la lengua del nacionalismo vasco” y su fomento “racismo lingüístico”, es claridad. “Es una ofensa que la presidenta hable en sus discursos primero en euskera. Una falta de respeto inaceptable que quiera poner el euskera por delante del castellano”, decía esta semana la presidenta del PP en Navarra. Que una cosa es que Barkos vaya al Parlamento “a decir lo que le da la gana”, como le censuró Sergio Sayas, y otra que encima lo haga en euskera. Ni que esto fuera Catalunya.


07
Feb 18

Vivir al límite

EL CAMBIO DE GOBIERNO HA PERMITIDO DESCUBRIR EL UMBRAL DE TOLERANCIA AL EUSKERA: 6 MINUTOS. A PARTIR DE AHÍ, CUIDADO CON LOS EFECTOS SECUNDARIOS

Hay momentos en los que la vida te pone al límite. Retos de superación personal en los que descubres el umbral de lo insoportable. Allí donde jamás pensaste que llegarías. Como por ejemplo escuchar a tu presidenta del Gobierno hablar en euskera más allá de un protocolario Egunon. Una experiencia nueva que ha permitido a los profetas del viejo régimen descubrir su umbral de tolerancia a la lengua vasca: seis minutos.

Son los que tardó Sergio Sayas en poner el grito en el cielo durante el discurso de Uxue Barkos el pasado jueves en el Debate sobre el estado de la Comunidad. Es de suponer que los primeros picores empezaron antes, justo después del tic nervioso que hacía fruncir el ceño y arquear la ceja a la vez. Pero como todo tiene un límite, fue a los seis minutos cuando estalló: “Una muestra más de que no habla para todos los navarros es que llevamos 6 minutos de discursos y ni una palabra en castellano”.

“Tanto euskera es una falta de respeto para la mayoría de los navarros”, ratificó la presidenta del PP, Ana Beltrán, que afortunadamente se pudo proteger de tamaña ofensa con la traducción simultánea. Y eso que algunos parlamentarios como Juan Luis Sánchez de Muniáin optaron por no ponerse los cascos en un admirable ejercicio de heroísmo y valentía. Que ya se sabe que tanto euskera tiene graves efectos secundarios: escozor, adoctrinamiento y hasta paranoia.

Y eso es algo que explica muchas cosas. Por ejemplo, la confusión en torno a las intenciones ocultas de Barkos. “Podría ser la candidata de Bildu”, decía Esparza. “En realidad quiere ser la vicepresidenta del País Vasco”, rebatía Beltrán. “Otegi, Urkullu, Puigdemont, Junqueras, Araiz, Barkos, son todos lo mismo”, zanjaba Esparza en todo un alarde de dialéctica parlamentaria.
Pero si la cosa ya fue dura el jueves, el viernes se confirmaron los peores temores. “Ya tenemos las pruebas definitivas de que el nacionalismo vasco, con Barkos a la cabeza, quiere hacer desaparecer a Navarra”, sentenció la presidenta del PP, alarmada porque el Parlamento aprobaba crear una comisión para estudiar la Ley del Euskera. Una propuesta que salió adelante en forma de declaración no vinculante por la ausencia puntual de un parlamentario de UPN.

Pero hay que comprender que para algunos mentar la bicha es como si les aprietas el cilicio. Porque son ya muchas las piedras que el Señor está poniendo por el camino. Hasta a la cuenta corporativa del Gobierno en twitter le ha dado por escribir en bilingüe, y eso es algo que un navarro de bien no puede aceptar. “¿Cuál es el criterio?”, preguntaba un usuario apolítico de toda la vida molesto porque le obligan a “tragarse” los tuits en euskera. Una tortura solo comparable a que te digan Kaixo en el ascensor cuando ya se han cerrado las puertas. “El criterio es dar visibilidad a las dos lenguas oficiales de Navarra”, respondía la cuenta oficial, a la que raudo y veloz replicaba UPN: “¿qué dos lenguas oficiales? En Navarra solo hay una lengua oficial en todo el territorio y otra que es cooficial solo en una parte”. Que lo hicimos así para que no nos molestara.

Es que, claro, empiezas escribiendo en euskera y acabas proclamando la República Vasca. “La peste se sigue extendiendo y nuestros gobernantes miran hacia otro lado. Un día los arrollará la indignación de la nación hoy humillada”, pontificaba Hermann Tertsch que, estupefacto porque el Parlamento de Navarra debata sobre el euskera, recordaba a Rajoy que “no es momento de parches sino de profundas enmiendas”.

Por lo visto, al columnista de ABCle parece poco el 155, y quiere aprovechar el viaje para barrer toda la casa. Y claro, con dos escaños de 50, el PPN ya ha empezado a salibar. “La actuación del Govern en Cataluña se puede extrapolar a Navarra: ambos gobiernos pretenden que una minoría aplaste a una mayoría no nacionalista”, apuntaba el partido de Beltrán desde el carro del 155, al que también se ha subido entusiasta UPN. “En Navarra no hay riesgo inminente pero a futuro sí”, alertaba su senador.

Suerte que ha llegado el PSOE a poner cordura. “El nacionalismo, siempre más emocional que racional, lleva sin remedio a la polarización de la sociedad y la polarización de las ideas”. defendía Adriana Maldonado, secretaria de política internacional y europea del PSN, que en un artículo de opinión nos explicaba que “no existe más patria que la humanidad”. Eso sí, la suya ni tocar: “Como navarra, española y europea, me importan los territorios y las banderas. Seré la primera en defenderlas”. Y es que, como decía el regionalista Guillermo Chaverri, hay una gran diferencia entre “el patriotismo solidario y abierto y el nacionalismo egoísta, excluyente y retrógrado”. Es la ventaja de ser no nacionalista, que sabes qué bandera es la mejor. La tuya.


07
Feb 18

Oposición en camiseta de quita y pon

Feria de las rebajas al aire libre

CON EL CONFLICTO CATALÁN DE FONDO, UPN SE PONE AL FRENTE DE LA CRUZADA PARA INTENTAR RECENTRALIZAR PARTE DE LAS COMPETENCIAS EN EDUCACIÓN

Lo bueno de estar convencido hasta el punto de rozar la paranoia de que se avecina el fin de Navarra es que cualquier argumento te sirve para reafirmar tus presagios. Ahí están por ejemplo los de UPN, que después de estar dos años diciendo que el Gobierno no quería hacer el Canal de Navarra y encontrarse con que no solo lo va a hacer sino que propone una solución más eficiente, concluye que es porque “se ha dado de bruces con la realidad”. O los del PSN, que si por la mañana denuncian que el Gobierno “despluma” de forma “insoportable” a los navarros con sus impuestos, por la tarde le piden que mejore los servicios públicos y aumente la inversión.

Es un juego que siempre tiene ganador. Y esta semana el premio gordo se lo ha llevado la parlamentaria socialista Inma Jurío a cuenta de la Ley de Policías, que con tanto cambio en el guión ha terminado mareada. En apenas unas horas pasó de criticar “la falta de diálogo” del Gobierno a censurar que se “bajara los pantalones” para acabar criticando “la falta de diálogo”. Desde luego, así no hay quien haga oposición.

Mira si ha dado juego la Ley de Policías que ha hecho coincidir en su rechazo al PP y a ELA. Los primeros porque suponía “crear una policía politizada y sacar de aquí a la Guardia Civil y a la Policía Nacional”, y los segundos porque implicaba una vuelta al “modelo policial impuesto durante años por UPN”. Y todos tan contentos.

La cuestión es que la reforma fue rechazada por el Parlamento en lo que ha sido la primera derrota del Gobierno en estos dos años de legislatura. Algo que UPN, que viene de prorrogar hasta tres presupuestos consecutivos, ha elevado ahora a la categoría de tragedia griega. “Es un rotundo fracaso”, celebraba Ángel Ansa. “Beaumont debe dimitir”, concluía Javier Esparza, que como consejero vio decaer su proyecto de reforma del mapa local y ahí que se quedó tan pancho.

Al final, con echarle un poco de cara es suficiente para poder seguir subido al monte profetizando el Apocalipsis. En ocasiones incluso basta con saber ponerse la camiseta del momento. Y eso lo lleva al pie de la letra el secretario de Organización de UPN, Jorge Esparza, que le ha cogido el gusto a la pasarela y prepara un lema según la ocasión.

Como aquí lo importante es llamar la atención y para histriónicos ya están los del PP, al Parlamento que se fue el joven dirigente regionalista con el lema La Ribera no es de segunda en la pechera. A una sesión en la que su partido acusó al Gobierno actual de la situación socio-económica en la que se encuentra el sur de la Comunidad, que visto el empeño que ponen algunos en hablar siempre del mismo lugar, debe ser el único con problemas. Da igual que el TAV lleve 20 años de retraso o que fuera el propio presidente de UPN quien decidiera ampliar la primera fase del Canal a costa recortar el agua a la Ribera. La culpa es del Gobierno porque “impone” el euskera.

Si estará la cosa confusa que a los regionalistas les daba esta semana por apoyar a Ciudadanos para que el Estado limite competencias y pueda fiscalizar la educación en las comunidades autónomas. Una medida excesiva hasta para el PP, pero que el diputado Carlos Salvador aprovechó para soltar en Madrid todo tipo de improperios contra la educación en Navarra. Desde que el Gobierno foral está utilizando la educación “como munición al servicio de la construcción nacional” hasta que “en el modelo D hay una penetración de abertzales radicales”. Salvador incluso propuso una reforma constitucional para que el Estado limite las competencias en educación y evitar así “el uso pervertido” que se hace en algunas comunidades. Foralismo de etiqueta, vaya.

De algún modo, en España se ha llegado a la conclusión de que el problema de que muchos catalanes no quieran ser españoles es de la educación. Lo explicaba bien esta semana Domingo Urtasun, el párroco de Mendavia, que alertaba de que “la manipulación de los alumnos llevada a cabo en los colegios y escuelas mediante una enseñanza, intencionalmente distorsionada, es una maldad aberrante”. Lo que no deja de tener gracia en palabras de un cura.

Total, que después de muchas vueltas Urtasun llegaba a la conclusión de que el Parlamento de Navarra poco menos que apoya la independencia de Euskal Herria. “Esta actitud, tanto de los herederos de ETA como del cuatripartito que nos gobierna, no debiera dejar indiferentes a los navarros defensores de la legalidad y la Constitución”, reclamaba, audaz y valiente, el clérigo, que se pregunta: “¿Quién controla la enseñanza que se imparte, especialmente en las ikastolas?”. Pues quién va a ser. El Señor, Domingo, el Señor.


07
Feb 18

Patriotas sin complejos

LA DERECHA NAVARRA EXIBE EL «ORGULLO» POR SU PAÍS, SU IDIOMA Y SU BANDERA AL TIEMPO QUE ALERTA DE LAS MALDADES DE LOS NACIONALISMOS

como no hay mal que por bien no venga, todo el jaleo este de Catalunya ha servido para que la derecha española en general y la navarra en particular haya perdido el complejo para exhibir su patriotismo. “Somos un gran país del que sentirnos orgullosos. Un orgullo que compartimos cuando disfrutamos de los éxitos de nuestros deportistas y al comprobar que ante las dificultades nos crecemos. Orgullosos, también, de compartir una misma lengua”. Las palabras, que podrían firmar de Puigdemont a Urkullu, pasando por Trump, Putin o el mismísimo Chim Pon chi

Una gran bandera española cubre la barandilla del balcón en la sede de UPN en Pamplona.

, son del líder de UPN, subido como anda en el carro españolista que estos días recorre el sentimiento no nacionalista.

Ese que sabe y decide qué banderas integran y cuáles separan, y qué patriotismo une y cuál tensiona. Porque estar orgulloso de tu país es noble y honroso, y aspirar a otra cosa es “nacionalismo insaciable”. “Los nacionalistas pretenden quedarse con una parte del territorio que nos pertenece a todos”, nos alerta Esparza, sorprendido de que haya alguien que no comparta su orgullo por España.

El problema es que cuando llevas toda la vida gobernando con una visión muy particular de la vida y el territorio y viene alguien con otra visión de la vida y del territorio, todo parece un escándalo. Y hasta ofensivo. “Es una falta de respeto que la presidenta de Navarra no esté en la Fiesta Nacional. Muchos ciudadanos navarros no se sienten representados por ella”, denunciaba UPN, que ayer mandó a los sobreros al Oinez y que ni siquiera acudió al acto en memoria de las víctimas del campo de concentración de Gurs.

Será que esos navarros no cuentan para los navarrísimos, que tras pasearse por Barcelona con la bandera española como símbolo de concordia y convivencia entre catalanes, han puesto una bien grande en su balcón de su sede. Una bandera, por cierto, bastante más grande que la de Navarra. Quizá porque no solo nosotros vamos camino del Apocalipsis, sino que es el país completo el que se va por el agujero. Y eso, evidentemente, también es culpa de la presidenta del Gobierno foral que, según el líder de UPN, “sueña con que en Navarra estuviera ocurriendo lo mismo que en Cataluña”.

La ausencia de Barkos en el desfile militar en la capital del orgulloso reino no nacionalista tampoco ha sido del agrado del PP, para quien no participar supone “un desprecio” a las instituciones. “Barkos tenía el deber de representar a Navarra como Comunidad Foral diferenciada dentro de España en un acto de reconocimiento a la unidad nacional y a la labor policial”, apunta Ana Beltrán, para quien Barkos contraviene “el sentir mayoritario de los navarros”.

Y se sabe que aquí las mayorías son las que tienen que ser y hay que gobernar para ellas. Hasta cuando pierden las elecciones. Lo que no deja de ser una visión bastante curiosa de la política, esa de hablar en nombre de la mayoría desde la oposición parlamentaria. Incluso con dos escaños de 50.

Pero es lo que tienen los visionarios, que saben lo que piensa la gente y lo que va a pasar sin necesidad de preguntar a nadie. “Barkos no descarta hacer en Navarra lo mismo que Puigdemont esgrimiendo la Transitoria Cuarta”, vaticinaba esta semana la presidenta del PP, que considera que vivimos “una fractura en la sociedad” como la de Catalunya.

Puede que la gente corriente siga haciendo vida normal como si el precipicio no estuviera a la vuelta de la esquina. Ciudadanos de poca fe que no saben que Navarra está a punto de implosionar. Suerte que quedan profetas como Beltrán para avisarnos: “Aunque algunos nos digan que pregonamos el Apocalipsis, lo cierto es que el tiempo, poco a poco, y desgraciadamente, nos va dando la razón. Si la presidenta Barkos y sus socios se salen con la suya, el Apocalipsis llegará a Navarra”. ¡Socorro!


07
Feb 18

A Barcelona, con bandera y calcetín

UPN CAMBIA LA ENSEÑA ROJA POR LA ESPAÑOLA Y ALERTA DE QUE NAVARRA VIVE UNA SITUACIÓN COMO CATALUNYA

Le ha cogido el gusto la gente de UPN a esto de ir a manifestarse a Barcelona con la bandera española. Lo hicieron tras los atentados de agosto y lo volvieron a hacer ayer, según dijeron, para “defender” su visión de Navarra “como Comunidad Foral diferenciada dentro de España”. Tal vez suene un poco raro eso de ir a Barcelona a decir a los catalanes que Navarra es especial pero que ellos no, pero así son los navarros de bien, encantados de desempolvar la rojigualda que desde hace dos años tenían escondida en el cajón. Y que además saben lo que piensa la gente en Catalunya sin necesidad de votar. “La mayoría silenciosa se ha dejado ver”, celebraba ayer UPN.

La cosa es que como en comparación las cosas están relativamente tranquilas por Navarra, el tema catalán le está sirviendo a la derecha navarrísima y españolísima para alertar al mundo de que aquí vamos por un camino parecido. “El objetivo de Barkos es el mismo que el de Puigdemont, declarar la independencia del País Vasco con Navarra. Cada vez es más radical y extremista”, denuncia Javier Esparza con ese tono de niño enfurruñado que se le ha quedado ya permanente. Uno hasta se lo imagina riñendo al panadero: -Una barra foral y española. -No me quedan. -Pues eres un radical y un extremista. -Tengo baguette. -Ponme una.

A la fiesta del A por ellos se han unido, claro, las principales cabezas pensantes del partido, que ven en lo de estos días la confirmación de sus augurios apocalípticos para Navarra. “Parece que el nacionalismo independentista trae deslocalizacion de empresas y problemas económicos”, apuntaba Sergio Sayas tras la decisión de CaixaBank de cambiar su sede social fuera de Barcelona. Suerte que UPN se ha encargado de que Navarra no tenga caja de ahorros qué perder.

El premio gordo en cualquier caso se lo ha vuelto a llevar la portavoz del PP, que aprovechando una visita de Covite al Parlamento señalaba que “Navarra es una olla a presión”. “Se ha instaurado el discurso del odio y el discurso del culto al terrorista fomentado por el Gobierno de Navarra y por sus socios”, proclamaba con su habitual mesura.

La verdad es que el relato tiene un punto conspiranoico que por bizarro resulta hasta entrañable. Y es que el Apocalipsis foral es como Dios, que está en todas partes. “Algunos de los elementos del conflicto catalán están muy presentes en la vida pública de la Comunidad Foral”, avisa Elena Sola, de Sociedad Civil Navarra, un colectivo recién creado que viene a ser la franquicia local del que ayer llenó Barcelona con banderas no nacionalistas, y que tiene por misión salvaguardar las esencias de la Navarra de bien en estos tiempos de penuria.

Por lo visto, Sola está preocupada porque “más allá de pintadas, carteles y periódicos amigos, muchas de las celebraciones populares subvencionadas con dinero público en Navarra tienen su dosis de Independentzia”. Se refiere a “las pancartas de las peñas, las txoznas, los conciertos de SA o ese clásico revitalizado de la Korrika”. Algo que, como todo el mundo sabe, no existía a hasta la llegada de Barkos al Gobierno. Y que nos lleva a “la desconexión de la sociedad navarra del Estado”. Que no está muy claro qué es, pero que suena a proceso catalán y da más miedo, que es de lo que se trata.


07
Feb 18

Que el ministro te dé lo que los votos te quitaron

LA FALTA DE ACUERDO PARA EL TAV Y EL REFERÉNDUM DE CATALUNYA MARCAN EL DEBATE POLÍTICO DE LA ÚLTIMA SEMANA

Es de suponer que a estas alturas todo el mundo, incluido el Gobierno, al que por cierto le ha costado bastante, se habrá dado cuenta de que el Ministerio de Fomento no tiene mucho interés en llevar el TAV a Navarra. Que no es nada personal, es solo que no hay dinero, por mucho que Javier Esparza diga que sí. “Se han puesto encima de la mesa 3.000 millones de euros de inversión”, proclamaba esta semana el líder de UPN como si el dinero estuviera metido en un cajón y el Gobierno no se lo quisiera gastar. Pero eso son 500 millonacos al año en seis años, y una cosa es que tus amigos del PP te hagan el juego sucio y otra que te suelten la pasta. Y eso sigue estando por ver.

Todo, parece, ha sido una envolvente al Gobierno de Navarra. El propio Ministerio enseñaba el pasado lunes la patita cuando descartaba la propuesta de acuerdo que le había hecho el Ejecutivo foral “porque no va a consignar ninguna partida presupuestaria para 2018”. Te prometo dinero para el TAV si te cargas el cuatripartito,le ha venido a decir el ministro a Manu Ayerdi, que había ido con toalla y crema de sol a una piscina llena de tiburones. Y claro, casi se lo meriendan.

La cosa es que Navarra se va a quedar sin convenio para el TAV porque el Ministerio pasa de prometer financiación si antes no cae el Gobierno, que es lo que le había pedido UPN, al que tampoco le van mal la falta de acuerdo porque al menos así sale en la foto. Que puede parecer triste tener dos diputados en Madrid y dedicarlos a derrocar el Gobierno foral, pero bien contentos que están. “Las manifestaciones de la portavoz del Gobierno de Navarra sobre el TAV han sido de gran ayuda” para la ruptura, celebraban hace unos días los regionalistas. Total, que después de 25 años de promesas y 4 años sin meter un duro el tren sigue pintando para largo. Al menos el ministro De la Serna se ha puesto a silbar en la vía.

POR LA DEMOCRACIA En esas estábamos en Navarra cuando el tema catalán ha explosionado llenando todo el debate político de brocha gorda. Ahí que se han cruzado unos y otros palabras grandilocuentes en medio de una polémica que a Navarra le queda un tanto lejana, pero que el jueves centró la discusión parlamentaria. “Este es un Gobierno antisistema” proclamaba Ana Beltrán a cuenta de que el cuatripartito había aprobado una declaración en la que mostraba su “rechazo y alarma” por “la intervención de la autonomía catalana” y pedía una solución “dialogada”. Algo que tampoco gustó a Javier Esparza, que aprovechó que Barkos estaba ese día en el Parlamento para culparle de las siete plagas que azotan al país. “La presidenta se ha posicionado en contra de la ley y en contra de la libertad”, denunció el líder de UPN, que también acusó a la jefa del Ejecutivo de estar “a favor de los agresores de Alsasua”.

Porque claro, una cosa es alzarse contra “la imposición represiva e injusta” del Gobierno de Venezuela y otra hacerlo contra la legalidad española. De la misma forma que no es lo mismo rodear el Palacio de Justicia de Catalunya para pedir la libertad de los detenidos por organizar un referéndum que rodear el Palacio de Navarra para reclamar la prohibición de la ikurriña. Aquí, como en todos los barrios, la imposición política y el respeto al orden constitucional dependen de la trinchera de la que se mire.

Y si alguien tiene clara cuál es la suya es Javier Esparza, que lleva dos años haciendo surcos sin parar como si estuviéramos al borde de un holocausto nuclear. El líder de UPN, que ayer culpaba a Barkos de que hayan quemado una bandera española en Cortes, volvía esta semana a Madrid para trasladar su particular visión negativa de la comunidad y, de paso, para alertar a la corte de que es mejor no fiarse del PNV porque es tan “malo” como el nacionalismo catalán. “Navarra es la perla que le falta al nacionalismo vasco para declarar abiertamente la independencia. Puede parecer exagerado pero lo justifica la macabra historia de ETA”, dijo el líder de UPN que aprovechó el viaje para meter en el mismo saco a ETA, Barkos, Arzalluz, Ibarretxe y Puigdemont. Todos unidos en el objetivo de “romper” España “mañana”.

Lo que sin duda sería para echar a correr si no fuera porque el propio Esparza dio por seguro que el partido de Urkullu volverá a salvar al Gobierno del PP a cambio de su correspondiente factura en los presupuestos. Un pacto al que pese a todo el ruido también se acabará sumando UPN. Lo mismo la Fiscalía los acaba denunciado por colaborar con la sedición de Euskal Herria.


07
Feb 18

El alcalde ilustrado y el pirómano loco

CUANDO LA POLÍTICA DE TIERRA QUEMADA SE PASA DE FRENADA

Ya es mala suerte que juegues todo tu argumentario político a que Navarra va a desaparecer arruinada económicamente y anexionada en la CAV para que se te derrumbe cuando menos te lo esperas. Que una cosa es que seas Julio Pomés y guste profetizar el Apocalipsis foral en medio de la plaza pública con un embudo en la cabeza, y otra que vengan de tu propio partido a decir que bueno, que no es para tanto. “No hay una amenaza por parte de los anexionistas en Navarra”, decía Pablo Casado, el chico al que el PP saca los lunes a repartir estopa.

Tampoco es que a Ana Beltrán le haya preocupado mucho. Porque ayer volvía a insistir en aquello de que el Gobierno foral tiene “un plan establecido”, para que “los navarros seamos vascos” y la “anexión”, y el “euskera obligatorio” y todo eso. Pero es que esta vez tenido la mala suerte de que alguien se le ha ocurrido preguntar en Madrid por la supresión Transitoria Cuarta. La misma que la derecha navarra pasea por Navarra como si fuera un monstruo de cuatro cabezas y que Rajoy promete suprimir cada cuatro años.

Pero va el vicesecretario de comunicación del PP y replica que la Constitución mejor ni tocar porque “con la mayoría” actual en el Congreso abrir el melón “podría tener más problemas que beneficios”. Que en este país empiezas quitando a los navarros el derecho a votar si quieren ser Euskadi y puedes acabar dejando votar a los catalanes con urnas y todo. Y ya se sabe cómo están las cosas en Cataluña. Tan jodidas que a alguien en Madrid se le ha ocurrido la brillante idea que mandar a la Guardia Civil a registrar imprentas y periódicos para incautarse carteles de publicidad, y a la Fiscalía a amenazar con detener a 700 alcaldes. Para que luego digan que los buenos estrategas de la comunicación política están en Navarra.

Pues no, ahí que han mandado a la Benemérita a buscar urnas como si fuera dinamita. Y claro, como la mejor forma de que algo se vea en internet suele ser intentar censurarlo, no se les ha ocurrido otra cosa que difundir por su cuenta de Twitter los carteles que habían incautado para evitar su difusión Total, que la foto de la publicidad retirada ya la han visto más de un millón de personas.

LA GRACIA DEL ALCALDE Una genialidad que desde luego solo está a la altura de ilustrados políglotas como Super Mario Fabo, el ya popular alcalde de Marcilla, que con la gracieta del otro día se ha convertido en el gran protagonista de la semana, y seguramente también de una legislatura que va camino de pasar a la historia como la del Good Morning y el Chim Pon Chi. Porque después del “como no se euskera digo gumonin” y del “se empieza poniendo el carril bici y se acaba convirtiendo Pamplona en Corea del Norte”, la cosa empieza a alcanzar niveles insuperables.

Evidentemente ni el alcalde sabe inglés ni el concejal de movilidad. Pero qué más da. Tampoco Sergio Sayas sabe de medicina y ahí anda en plan pirómano loco diciendo que los pacientes que reciben un trasplante de médula ósea en la sanidad pública se mueren más que los de la “clínica cercana geográficamente”. Y que la culpa, claro, es del Gobierno de Barkos. Todo sea por hacer ruido y crear algo de alarma social, que siempre viene bien para ganar unos votos. A los pacientes tratados o pendientes de tratar, por supuesto, que les den. Que en todas las guerras hay daños colaterales.

La cosa venía a cuento de un informe interno preliminar que concluía que la tasa de supervivencia era “menor”, y cuyas conclusiones luego resultaron erróneas. Pero que el parlamentario de UPN ha decidido tirarle a la cara al consejero. Y eso que Fernando Domínguez, que será mejor o peor gestor pero al menos sabe de medicina, le había advertido previamente del error y de los riesgos. Pero como diría Rajoy, cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio político.

Desde luego hay momentos que describen una legislatura. Anécdotas que viven en una frecuencia baja que escapa a la disputa política y al ruido mediático. Pero que por dramáticas o surrealistas llegan al fondo de las personas. Es entonces cuando solo queda pensar que de verdad Navarra va camino del Apocalipsis. O que definitivamente se les ha ido del todo la pinza. Y eso que todavía estamos en septiembre.


07
Feb 18

Injerencias y paracaidistas profesionales

UPN PIDE EN MADRID QUE EL CONGRESO PROHÍBA LA IKURRIÑA EN NAVARRA Y EL PP EXIGE A BARKOS QUE «CONDENE» EL PROCESO SOBERANISTA CATALÁN

Los nacionalistas vascos no son buenos navarros. No hay más, así de simple”. Lo decía hace unos días en las redes sociales una persona vinculada a UPN con el aplauso de uno de los dirigentes del partido más activo en el mundillo digital. Y que es más o menos lo que viene diciendo la derecha navarra desde que comenzó la legislatura, pero con algo más de claridad a ver si así nos vamos entendiendo. Que no han sido 20 años intentando construir una Navarra monocolor para que ahora todo se vaya al traste.

Porque los malos navarros hasta se han atrevido a poner las ikurriñas en algunos ayuntamientos este verano. Solo un momento y durante el chupinazo, vale, pero suficiente para herir la sensibilidad de los navarros de bien, que son los que importan. Y eso es algo que UPN no puede permitir. Así que se ha ido a Madrid a pedir que el Congreso “rechace” los “delirios” de la mayoría municipal de Pamplona. Y como los diputados de bien, afortunadamente, allí sí son mayoría, quiere que acuerden de paso una “adecuada promoción, protección y regulación de los símbolos propios de cada comunidad autónoma y de Navarra” mediante la aplicación de la ley “favoreciendo con ello la convivencia y la buena armonía entre todos los españoles”. Armonía la mía, claro. Injerencias y obsesiones, las de los demás.
En tiempos de minoría a la derecha siempre le ha quedado la ayuda exterior, ya sea a modo de mayoría en Madrid o de algún paracaidista como Javier Maroto, a quien de vez en cuando mandan a Pamplona a echar una mano a Ana Beltrán, y que ayer alertó a los navarros de que Uxue Barkos “quiere disolver esta comunidad”. Como si la presidenta del PP necesitara nuevas ideas.

De hecho, al vicesecretario del PP no le faltaron halagos para su compañera de partido, una mujer “valiente”, dijo, que “con contundencia y serenidad, con convicción, defiende la foralidad y también el sentirse a la vez profundamente española”. Tanto, que Beltrán ya ha exigido a Barkos que “condene” el proceso soberanista catalán. “No sabemos si lo aprueba o reprueba, lo que sí sabemos es que no lo ha condenado”, apuntó ayer la dirigente popular.

La cosa no tiene nada que ver con Navarra, pero es lo que está de moda. A Barcelona por ejemplo se fueron en cuadrilla los de UPN tras el doble atentado yihadista a mostrar su apoyo. Y qué mejor forma de hacerlo que ir allí a decirles que son españoles. “España unida contra el terrorismo”, proclamaba desde la cabecera de la manifestación Javier Esparza, el único líder político que puso una bandera rojigualda con crespón negro como símbolo de solidaridad con Catalunya. Había tanto interés en dejar claro de qué iba aquello que al frente de la columna paracaidista mandaron al rey. Y claro, algunos volvieron después cabizbajos porque “un día de homenaje a las víctimas” se había convertido “en un acto independentista”. Será que los nacionalistas catalanes tampoco son catalanes de bien.