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Archivo para enero, 2009

Mucho de todo, nada de algo

viernes, 2 de enero de 2009 Sin comentarios

Dirección: Baz Luhrmann Intérpretes: Nicole Kidman, Hugh Jackman, David Wenham, Bryan Brown, Jack Thompson, David Gulpilil y Brandon Walters Nacionalidad: Australia y EEUU. 2008 Duración: 165 minutos

¿Puede una única secuencia sostener toda una película? Seguramente no. Pero si hubiera un Oscar a la mejor secuencia de acción, Australia merecería ganarlo. Está situada en el tercio final de su primer acto y en ella participan todos los protagonistas de este gran guiñol romántico no apto para diabéticos. En ella vemos a galope a Lady Ashley (Nicole Kidman) y a Drover (Hugh Jackman), al niño mestizo que han adoptado, a su abuelo aborigen, un hechicero de poderes mágicos, y a su padre no declarado que trata de arruinar su negocio. Su negocio son las vacas y las vacas son las verdaderas protagonistas de esta obra desproporcionada y colosal, un filme ¿neoclásico? que empieza al estilo de John Huston y concluye con guiños al Tornatore más blando y meloso.

Baz Luhrmann (Romeo y Julieta, Mouline Rouge ), mezcla australiana de Ken Russell y David Lean, aparece como el responsable absoluto de esta epopeya en la que algunos ven las viejas formas de Lo que el viento se llevó y otros, el estilo pirotécnico de Pearl Harbor de Michael Bay. Unos y otros tienen razón porque en Australia , una quilt de remiendos sin sentido, muchas películas se convocan. Algunas Luhrmann las hace explícitas, El mago de Oz; otras se imponen por sus ecos, y en este apartado, la reverberación se torna trueno.

Volvamos a la citada secuencia vertebral de este díptico, porque en ella algo hay de metafórico. En este western austral, resuelto al estilo Leone pero sin su convicción, 1.500 cabezas de ganado avanzan irremediablemente hacia el abismo. Algo parecido ocurre en ese instante con el filme de Luhrmann; que se arrastra en su despegue porque se mueve en un terreno indeterminado entre el filme épico, la mirada manierista, el tono humorístico y la cantinela de un filme de memorias narrado por un niño. El niño, un café con leche (sic) con melena de diseño y discurso ñoño, se empeña en cargarse la película. El que no lo consiga por completo hay que agradecérselo a Lobezno, muy en plan Eastwood, y a Kidman, que incluso cuando no está bien, está mejor que el resto. A ellos y al derroche de medios. Sobra dinero, falta guión y Luhrmann, que una vez nos pareció moderno, se atraganta ahora con un filme más que viejo anacrónico.

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El paisaje es el mensaje

viernes, 2 de enero de 2009 Sin comentarios

Dirección: Gil Kenan. Intérpretes: Soairse Ronan, Harry Treadaway, Tim Robbins, Bill Murray, Martin Landau, Toby Jones, Mackenzie Crook y Marianne Jean-Baptiste. Nacionalidad: EEUU. 2008. Duración: 95 minutos.

Autor de Monster House , una incursión en la animación capaz de forjar una personalidad propia, Gil Kenan ha abandonado ¿temporalmente/definitivamente? el dibujo para pasarse a las películas con actores. Se sabe que este proyecto se venía preparando antes incluso de que Kenan asumiera el encargo de Spielberg y Zemeckis pero es de lamentar que, a la vista de su excelente hacer, no se haya optado por asumir esta historia en formato de dibujos animados. Probablemente la razón pueda encontrarse tanto en la reticencia de buena parte del público no infantil a degustar productos animados como al éxito de obras tipo Harry Potter /La brújula dorad a/El señor de los anillos … entre ese público que retoza en sus felices teen .

Hacia esa edad resbaladiza, ya dejan de ser niños pero todavía no son adultos, se dirige este filme que bebe de una imaginería barroca y artesanal cercana al universo de Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro y que se ve atravesada por el exceso habitual de Terry Gilliam aunque, eso sí, carente de su procaz y ácida mordacidad.

City of ember es una versión descafeinada del Dark City de Alex Proyas, una especie de mundo de los hermanos Quay con acné y buenos sentimientos. Posee una puesta en escena radical y cuenta con un reparto impresionante. Tanto que, por lo que respecta a los adultos: Murray, Robbins, Landau… no se puede evitar la sensación de despilfarro. Probablemente porque a Kenan le interesa mucho más la ciudad en la que habitan sus personajes y su atmósfera que los personajes por sí mismos. Ya lo había hecho con especial acierto en la citada Monster house y repite jugada en este relato inquietante en el que una colonia de seres humanos vive bajo tierra atenazada por el recuerdo de un desastre medio ambiental. Acostumbrados a vivir en la oscuridad, sus habitantes parecen haber olvidado la existencia de un mundo al aire libre. Es decir que, argumentalmente, pertenece al acervo canónico de la ciencia ficción. Cultiva con mimo una historia y, sin ser nada extraordinaria, combina un guión sin pretensiones con una dirección ajustada a sus ambiciones. Hacer un cine de aventuras al viejo estilo, cine sólo por y para niños, tan solo eso.

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