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El tesoro y la comedia humana

viernes, 31 de octubre de 2008 Dejar un comentario Ir a comentarios

Dirección: Juan Carlos Tabío. Intérpretes: Jorge Perugorría, Enrique Molina, Paula Alí, Yoima Valdés, Laura de la Uz, Marta Ibarra y Vladimir Cruz. Nacionalidad: España, Cuba.2008 Duración: 107 minutos.
Una consideración inicial, pero que sin duda deberíamos tener en cuenta. Nuestra mirada ante un filme como El cuerno de la abundancia poco tiene que ver con la que le dispensen los propios cubanos, sujetos activos de este filme que escenifica una historia sobre ellos mismos. Esto viene a cuento porque hace unos años se extrañaba un compañero cuando asistió a una proyección de Fresa y chocolate en el festival de La Habana. Se extrañaba porque, decía, la reacción de aquel público, poco tenía que ver con la respuesta que aquí se le había dado. Aquel cronista español metido en un cine cubano percibía que el filme que él había visto casi nada tenía que ver con el que veían aquellos, salidos de la propia película. De ese modo, frases, personajes, objetos… adquirían sentidos insospechados, valores ocultos a su/nuestra mirada. Entonces supo que la diferencia de ese modo de leer, esa distancia, no se medía en kilómetros sino en años.

Con El cuerno de la abundancia , filme cultivado con la mirada puesta en Fresa y chocolate , acontece lo mismo. Tabío, que codirigió con Tomás Gutiérrez Alea, Fresa y Chocolate y Guantanamera, insiste en los rasgos de ese cine de vocación popular y lectura posibilista. No es fortuito que, en un momento del filme, se deje ver un cartel de Bienvenido Mr. Marshall , una declaración de principios y una confesión de influencias. Y Tabío es sincero. Su película bebe del Berlanga de los años 50 y 60, de la España del subdesarrollo y la estrechez. Tabío también mezcla, en esa bebida agridulce, un toque de la comedia Earling y algunos aromas de los mecanismos corales de la comedia a la italiana, especialmente por lo que respecta a su explicitud sexual. Y es que estamos hablando de un tiempo semejante. Otra cosa es determinar que Tabío muestre la misma destreza que Berlanga. O que Perugorría posea el toque pulverizador de Pepe Isbert. Cosa que no ocurre. De hecho, Tabío fuerza el carácter representacional y artificioso de su filme, haciendo de Perugorría el narrador y protagonista de una historia de la que, sin duda, perderemos detalles pero no ese sentido universal indeleble a la comedia humana, a saber; el eterno son del sexo, el dinero y el patetismo.

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