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El arte de copiarse a sí mismos

viernes, 22 de agosto de 2008 Dejar un comentario Ir a comentarios

Dirección: Oxide Pang y Danny Pang. Intérpretes : Nicolas Cage, Charlie Young, Shahkrit Yamnarm, Panward Hemmanee, Dom Hetrakul, Nirattisai Kaljareuk. Nacionalidad: EEUU. 2008. Duración: 100 minutos.

Una de las grandes diferencias culturales entre Oriente y Occidente descansa en su actitud ante la imitación. Con Descartes y Pascal, o sea, con la modernidad y la razón, Occidente decidió que el valor preeminente de la creación cultural era la originalidad. Con el declinar del siglo XX y la madrugada del XXI, una sociedad aburrida exige del arte, en cualquiera de sus manifestaciones, la apariencia de ser nuevo, la obligación de sorprender a cualquier precio. Esta aspiración a ser único a toda costa encierra el gran fraude que aturde a la cultura occidental. O bien se aplica la mirada cínica, la antropofagia descreída al estilo del cine posmoderno, o bien se fragua la mentira de enmascarar los nutrientes para alardear de exclusividad con lo que alberga un reciclaje mal disimulado.

Las culturas orientales, Japón, China, Corea, Tailandia… siguen cultivando el arte de la imitación y, en consecuencia, una disposición atenta al matiz. Paradójicamente, el cine, la manifestación cultural más popular del siglo XX, lleva en Occidente practicando una fatal contradicción: imita lo que hace Oriente y lo imita desde la impostura. Trata de aprehender esa fascinación que algunas propuestas asiáticas ejercen sobre el gran público. Lo último, a la vista del descalabro de sus adaptaciones, consiste/insiste en que sean los propios directores orientales quienes realicen su «versión» para EEUU. De ese modo, los hermanos Pang, dos francotiradores errantes reconocidos por el cine de terror, hacen ¿como Haneke con Funny Games ? No exactamente, porque si en el casting se cuela alguien como Nicolas Cage es imposible que el resultado eluda el toque de Nicolas Cage. Si el citado Haneke partía de un material espléndido, doloroso y provocador, los Pang arrancan de un contenido más convencional, más de género, cuya primera versión se editó entre nosotros en DVD. Sin ínfulas de autoría, los Pang se mueven en una segunda división profesional y eficaz, discreta y camaleónica que hace que sus películas varíen mucho en calidad y resultados. En este caso, esta copia a sí mismos da lo que ya tenía y lo que ahora se les pide: espectacularidad, ritmo y vitalidad y más/menos (táchese lo que proceda) Nicolas Cage. O sea, algo muy distinto.

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