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De padres gatos, hijos…

viernes, 7 de diciembre de 2007 Dejar un comentario Ir a comentarios

Dirección: Bruce A. Evans. Intérpretes: Kevin Costner, Demi Moore, William Hurt, Dane Cook, Marg Helgenberger, Ruben Santiago-Hudson,Danielle Panabaker. Nacionalidad: EEUU. 2007. Duración: 120 minutos.

La apoteosis de Kevin Costner se llama Bailando con lobos. Ganó siete Oscar, entre ellos el de Mejor director y Mejor película. De eso hace ya 17 años y, en este tiempo, Costner ha cosechado más decepciones que excelencias y aciertos. Como se recordará, en aquel filme Costner rendía un homenaje a los indios exterminados por la ambición de los colonos blancos e interpretaba a un desengañado oficial del Ejército, un arquetipo del héroe solitario del cine clásico. Nada de ello hay en Mr. Brooks , sino justamente la negación de lo que su personaje fue en otro tiempo.

Es pues el suyo un camino descendente que culmina aquí en Mr. Brooks con un raro ejemplo sobre las reglas no escritas del star system . Lo habitual es comenzar interpretando papeles secundarios y/o de villanos para acabar en la piel del héroe. Pero Mr. Brooks representa el intento más desesperado de una estrella para no perder su lugar en el Olimpo: es la pesadilla del hombre que soñó con ser Robin Hood y que despertó encarnado en un asesino. Porque, digámoslo pronto, Mr. Brooks es un psicópata sin coartada ni legitimidad. Un killer despiadado, esquizoide y pulcro que representa el fracaso del Hollywood clásico ya preludiado con obras como Henry, el retrato de un asesino y El silencio de los corderos .

En el cine actual que no cree en héroes ni demanda del filme un relato simbólico el público simpatiza con el criminal a costa de sumar frustraciones y tragar la bilis de lo real. Cansado de las angustias de los superhéroes, el espectador contemporáneo goza con el sadismo del psicótico.

Mr. Brooks lo es y resulta ejemplar. Para darle un sólido norte, Costner saca reflejos del Kissinger que lleva en su epidermis, apacible cordero con alma de cobra de colmillos envenenados, y deja atrás esa galería acartonada de deportistas en edad del retiro que tanto ha frecuentado en los últimos tiempos con insípidos resultados. Aquí no. Aquí, en este filme de redenciones y rendiciones, Demi Moore también remonta el vuelo e incluso Willian Hurt se recrea en la sombra de una conciencia amordazada. De este modo, Mr. Brooks teje un thriller extraño y obsesivo, un filme turbio que sin ser brillante sabe ser distinto.

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