II Cumbre UE-CELAC: Bruselas, una foto y una oportunidad perdida

Cuando hace dos años los mandatarios europeos y latinoamericanos se reunieron en Santiago de Chile, se abrió una nueva era en las relaciones birregionales de los dos lados del Atlántico. Allí se puso de manifiesto un cambio histórico en la visión que unos tenemos de los otros, se ponía fin a un claro desequilibrio asimétrico y se empezó a hablar en pie de igualdad. Probablemente ello fue posible porque la Unión Europea vivía entonces inmersa en una profunda crisis de identidad en torno a su moneda, el euro, y a que América Latina mostraba pujanza económica con cifras de crecimiento sólidas y estables en casi toda la región. Seguramente los europeos volvieron a vivir el sueño de El Dorado y los latinoamericanos vieron en Europa a ese socio idóneo de raíz común cultural en quien apoyarse para eludir dependencias del vecino estadounidense del norte o de las inversiones sin rostro de China.

Sea como fuere, los discursos de Santiago rezumaban optimismo y altura de miras y objetivos. La declaración final obligaba a una ambiciosa agenda de desarrollo en común y de aprovechamiento de las oportunidades recíprocas. Pero dos años después, las cosas han cambiado o tal vez sencillamente las cosas no eran como queríamos creer en Chile. Cabe preguntarse, ¿qué ha cambiado en estos dos años para que lo que entonces fue un acontecimiento de relieve internacional o pase desapercibida como una cita de tono menor? No se trata de un cambio de los protagonistas principales. Entonces estuvieronMerkel, no acudió Sarkozy pero estuvo su primer ministro, como no viajóCameron y si estuvo Rajoy. En Bruselas han estado las 5 primeras economías europeas con su máximos mandatarios – Merkel, Hollande, Rajoy – salvoRenzi que delegó en su ministro de Exteriores ante la visita a Italia coincidente del presidente Putin. Por CELAC, el presidente Piñera hizo pleno hace dos años y, este año han repetido las principales potencias y sus presidentes, Peña NietoRousseffSantos o Humala, junto a la presidente chilena, Bachelet.

Foto oficial de la Cumbre

Solo cabe hacer mención de unas ausencias notorias por parte latinoamericana en el bloque de los países ALBA. Salvo Correa, presidente pro tempore de CELAC y Evo Morales, los demás líderes de la izquierda radical latinoamericana han hecho desbandada. Ni Castro, pese a la normalización de relaciones iniciada con EE.UU. y la UE, ni Ortega, ni Cristina Fernández, niMaduro, han hecho acto de presencia en Bruselas. Los motivos son obvios, el retroceso de su discurso y de su posición internacional en estos dos años, así como la compleja situación que vive Venezuela y que perturba enormemente todo el marco de relación birregional. ¿Para qué viajar y soportar preguntas incómodas de la prensa europea?, pensarían los dirigentes citados. Mejor quedarse en casa y alegar la intrascendencia de las conclusiones de la cumbre o la existencia del enésimo complot mundial contra sus regímenes.

Así las cosas, es obvio que lo que ha convertido en un gesto protocolario la cumbre de Bruselas, es la situación que hoy viven ambas regiones. La UE ha superado su crisis del euro pero sigue inmersa en el laberinto griego del pago de la deuda helena. Además, centra todos sus esfuerzos en dos escenarios: el Este y la amenaza rusa con Ucrania como centro de operaciones y el Mediterráneo con la presión migratoria que sufre fruto de la violencia integrista que asola buena parte del norte de África. América Latina pilla muy lejos y, por si fuera poco, el crecimiento de la economía en los principales países latinoamericanos se ha ralentizado, cuando no está casi en recesión. Demasiados cambios de paradigma como para que el interés mutuo alcance los niveles de interés que tuvo en Santiago 2013. No es que no nos interese a unos y otros la relación, pero el enamoramiento de antaño se ha tornado cariño sin más. Con el riesgo claro de que dentro de dos años cuando se celebre la siguiente cita en Latinoamérica, el Tratado UE-EE-UU. se haya firmado y la III Cumbre se convierta en un evento de tercera división.

En todo caso, además de la foto de “familia”, la declaración de Bruselas no es más que un prolijo documento repleto de buenas voluntades, palabrería grandilocuente y un plan de acción que es un compendio de inconcreciones. Venezuela solo es citada para sacralizar la no ingerencia en los asuntos internos del país, pese a que esté constatada la violación de derechos fundamentales por parte del Gobierno de Maduro. Apoyo incondicional al proceso de paz en Colombia incluido el llamamiento a la negociación para el desarme al ELN. Y respecto a Cuba, mostrar la complacencia con el proceso de normalización de relaciones con EE.UU. como por otra parte, no podía ser de otra manera. En conjunto, es evidente que los miembros de la CELAC han acudido a la cita sin unidad alguna, cada cual con sus particulares intereses y el objetivo de introducir su párrafo de gloria en la declaración, como por ejemplo Argentina que logra que los mandatarios “tomen nota de los debates que en foros internacionales se están produciendo sobre los procesos de reestructuración de la deuda soberana de los Estados”. Eufemismos y diplomacia decimonónica.

Europa ensemismada en sus problemas interiores, con Grecia como paradigma del laberinto comunitario, ocupada en los conflictos en sus fronteras del Este, con Ucrania como escenario de operaciones de las brabuconadas de Putin y sin respuesta a las oleadas de inmigración que la violencia yihadista produce en el norte de África, tiene prioridades muy lejanas a América Latina. Bastante hace con recibir a sus mandatarios con protocolo parco y frío. Y, por su parte, América Latina no pasa de una adolescencia rallana con el infantilismo de las bondades libertadoras que dio origen a sus jóvenes repúblicas. Incapaz de hacerse oir en la escena internacional con una voz unívoca, sus potencias – Brasil y México – de espaldas entre ellas y con demasiados problemas internos, se ponen de perfil ante los discursos radicales de los países ALBA, que hacen más ruido en el mundo globalizado.

Los presidentes de la Comisión, del Consejo europeo y de CELAC, Juncker, Correa y Tusk

Peña Nieto o el reto de la normalización y ¡qué viva México!

Enrique Peña Nieto será investido presidente de los Estados Unidos de México y con ello su partido el Partido Revolucionario Institucional vuelve al poder tras doce años desalojado del Palacio Nacional. El PRI, que un día levantó en armas una revolución, después en un ejercicio contra natura la institucionalizó y se convirtió en el sistema y régimen mismo, finalmente fue pasto de su corrupción y de la falta de democracia y libertades en el país. Esa larga travesía del desierto a nivel federal – ya que han mantenido poderosos feudos estatales en estos años – concluye ahora con la victoria del ex gobernador del Estado de México, avalado por su gestión y por sus aires de renovación política ante la debacle electoral de la derecha del PAN representado por la candidata Josefina Vázquez Mota. Cambio anunciado y nada sorprendente, pero al fin y al cabo cambio, salvo por la actitud nada novedosa del perdedor por segunda vez consecutiva en unas elecciones presidenciales, el candidato de la izquierda PRD, Andrés Manuel López Obrador, que no reconoce los resultados y anuncia que se opondrá a las reformas en el Parlamento y en las calles. Según el recuento oficial Peña Nieto ha obtenido el 38% de los votos, López Obrador el 30% y Vázquez Mota el 25%, unos resultados suficientemente claros como para que la sombra de sospecha que pudiera haber sobre supuesta compra de votos no ponga en tela de juicio la libre elección llevada a cabo por el pueblo mexicano como así lo ha puesto de manifiesto el equipo de observadores internacional.

Ante el nuevo tiempo político que se avecina en México conviene analizar el escenario teniendo en cuenta la herencia recibida, los retos que debe afrontar en este sexenio, la personalidad del presidente electo y el tipo de oposición con que se encontrará:

La herencia: Hoy México es la 14ª economía del mundo – coincide con el lugar que ocupa en el globo por su superficie – y sus 112 millones de habitantes tienen una renta per cápita superior a las otras potencias emergentes como Turquía, Brasil, Colombia, Perú, India o China. Durante la última década la inversión extranjera directa ha sido 65% superior a la de Brasil, sus tasas de crecimiento no han bajado del 3% y han alcanzado cotas del 6%, crea empleo sostenidamente – en 2010 780.000 puestos de trabajo – y tiene la tasa de desempleo más baja de Latinoamérica. Exporta más a su vecino gigante, Estados Unidos, de lo que importa de él, de 1995 a 2010, la inflación pasó del 52% al 4,4% y su déficit público se sitúa entorno al 3%, el más bajo de las economías emergentes. Todos estos datos avalan que se pueda hablar del milagro económico mexicano, un fenómeno innegable de no ser por el drama de la violencia que asola el país, con un balance estremecedor: 80.000 víctimas anuales. Una realidad que no sólo ensombrece los éxitos colectivos y de gestión política sino que se convierten en la prioridad de cualquier mandatario que quiera sentirse tranquilo con su conciencia y poner la imagen internacional de México donde le corresponde.

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Retos: Como se acaba de señalar la pacificación es el principal reto que debe acometer el presidente electo. Una guerra más que batalla complicada de librar dado que las mafias organizadas del narcotráfico han logrado la complicidad de importantes niveles institucionales del régimen. Una violencia especialmente feroz contra la mujeres y contra quienes la denuncian, sean medios de comunicación o clase política y que cuenta con la connivencia del enorme mercado de consumo de drogas que supone Estados Unidos, que a su vez encuentra en la violencia organizada un handicap perfecto para lastrar las oportunidades de México como potencia mundial. Las bandas mexicanas están sólidamente organizadas, bien financiadas y armadas y sus miembros no tienen nada que perder muriendo y mucho que ganar con una vida entregada a la delincuencia. Conocida es su extrema barbarie y la capacidad de cometer todo tipo de atrocidades rayando el salvajismo, lo que produce un efecto de pánico en la población que condiciona el silencio cómplice en muchas localidades con la actuación de los criminales. Peña Nieto hereda el reto de la normalización, en primer lugar, en forma de paz y orden frente al crimen organizado. Un reto en el que su antecesor, Felipe Calderón, ha fracasado pese al empeño puesto en que el que se ha dejado incluso la vida de allegados colaboradores. De fondo quedan también reformas trascendentales para asentar definitivamente a México en el contexto de las grandes democracias mundiales. Reformas económicas como la liberalización de sectores estratégicos como el todopoderoso sector petrolífero, reformas sociales que sigan estrechando la brecha social sobre todo profundizando las inversiones en educación como las llevadas a cabo en la última década. Y reformas de transparencia política que definitivamente acallen las voces que acusan de corrupción a los mandatarios, como ha sucedido con el movimiento juvenil #Yosoy132, verdadero artífice de la remontada hasta el segundo puesto de López Obrador.

El presidente: Se dice de él que es el presidente joven del partido viejo, tal vez esa dualidad ha sido la fórmula del éxito. De familia de políticos, ha forjado su candidatura en base a la gestión que realizó de 2005 a 2011. Peña Nieto basó su gestión al frente del gobierno del Estado de México en el cumplimiento de los compromisos adquiridos en campaña. En total firmó 608 compromisos ante notario público, los cuales cumplió durante los 6 años de gobierno, a través de más de 790 obras y 63 acciones de gobierno. Los más importantes fueron los de infraestructura en carreteras, cuya red se triplicó en su sexenio. Las principales obras de transporte público fueron las del Tren Suburbano (en conjunto con el Gobierno Federal y del Gobierno del Distrito Federal) y el Mexibús, ambas para comunicar al Distrito Federal con la zona metropolitana del Estado de México, los cuales dan servicio a más de 200 mil personas cada día. En el área de salud, se construyeron 196 hospitales y centros médicos en el estado y se duplicó el número de unidades móviles para llevar atención médica a las regiones más alejadas y vulnerables. Unos logros que unidos a su oferta electoral de cambio y renovación, no sólo en el país, sino en su propio partido, le han granjeado una amplia mayoría en las elecciones del pasado domingo.

El opositor: enfrente tendrá el nuevo presidente al sempiterno opositor en estos últimos seis años y otros seis más. López Obrador, que militó en el PRI cerca de 20 años, se ha convertido en el irredento defensor de la arcadia revolucionaria mexicana, una especie de salvador del pueblo que desde un discurso fácil que cala en la capas sociales más bajas pone en cuestión el sistema sin aportar alternativa posible. El conoce bien las dificultades por la que puede atravesar el mandato de Peña Nieto, sabe que si se tuercen las cosas económicamente, por ejemplo, con la caída del precio del crudo, por contagio de la situación en la zona euro o por repunte inflacionista fruto de un crecimiento desmedido de la demanda interna, el presidente se encontrará con una fuerte respuesta en la calle y en las zonas más desprotegidas del país. Su oportunidad se basa en el fracaso del proceso de normalización y consolidación democrática que debe emprender Peña, solo del desastre de México obtiene él su victoria y a ese objetivo, sin duda, dedicará todos sus esfuerzos, como ya ha demostrado al cuestionar la legalidad de los resultados. Cuenta además con unos aliados indirectos, los todopoderosos paquidermos de la política priista, muchos de ellos reyes de taifas en los estados de los que son gobernadores, que no ven con buenos ojos los vientos renovadores de su líder federal.

México afronta una nueva encrucijada, la del paso de potencia emergente a líder mundial. En sus manos está el destino de un centenar de millones de personas, los más numerosos de habla hispana. Su impronta en cultura y forma de hacer es más necesaria que nunca en un mundo globalizado, donde la vieja Europa en crisis necesita más que nunca la sabia nueva de un continente americano, donde los mexicanos deben ser decisores de primer nivel. Con Peña Nieto debe llegar esa normalización para que todos podamos gritar con ellos, ¡qué viva México!

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América Latina 2012: perspectivas políticas y económicas

PERSPECTIVAS POLÍTICAS

El calendario electoral de la región el año 2012 vendrá marcado por tres comicios:

  • 20 de mayo, elecciones presidenciales en la República Dominicana.
  • 1 de julio, elecciones presidenciales en México.
  • 7 de octubre, elecciones presidenciales en Venezuela.

Y sobre todas ellas tendrá enorme significación la contienda electoral en Estados Unidos para elegir al inquilino de la Casa Blanca el 6 de noviembre.

A nivel local, cabe también destacar las elecciones municipales en Chile el 12 de octubre para medir el desgaste del gobierno del presidente Sebastián Piñera; las elecciones locales y estatales en Brasil que servirán de termómetro para saber cómo han afectado los escándalos de corrupción al Partido de los Trabajadores y, por último, las elecciones legislativas en El Salvador del 11 de marzo.
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Previsiones electorales:

  • República Dominicana: El PDL del actual presidente Leonel Fernándezparte como favorito, de la mano de la candidatura montada en tándem, Danilo Medina como candidato a presidente y Margarita Cedeño, la esposa del propio Fernández, como vicepresidenta. El opositor con más opciones es el ex presidente Hipólito Mejía (PRD) de 2000 a 2004. Las últimas encuestas auguran un resultado muy reñido.
  • México: El PRI aspira seriamente a volver a ocupar la presidencia de México tras doce años de derrotas, la más clamorosa la de 2006 cuando fue relegado al tercer puesto. Su candidato, el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto tiene el carisma y la frescura que parece recobrar la ilusión de los votantes priistas. Si lo difícil en el seno del partido era lograr unidad en torno a un candidato, dado el conglomerado de caudillos regionales y gobernadores en que se ha convertido el PRI, ahora parece claro que la apuesta unánime por Peña les concede una notable ventaja en las encuestas. Enfrente, de nuevo López Obrador (PRD) por la izquierda y el PAN del presidente Calderón, muy desgastado tras 12 años en el poder por la derecha pendiente aún de nominar y por el que compiten Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero y Santiago Creel.
  • Venezuela: Hugo Chávez aquejado en los últimos meses de un cáncer se enfrenta al reto de revalidar su presidencia tras 13 años de gobierno. Su estado de salud será uno de los aspectos clave para saber si finalmente será capaz de volver a vencer. De momento los sondeos le son favorables, pero bien es cierto que tendrá enfrente a la coalición opositora más numerosa y organizada que nunca, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) que elegirá su candidato en primarias el próximo 12 de febrero. El principal candidato es Henrique Capriles empresario joven y de perfil centrista. La buena marcha de la economía venezolana que crece a buen ritmo impulsado por las exportaciones petrolíferas es el principal activo de Chávez para convencer a los venezolanos de la necesidad de seguir emprendiendo su programa de “reformas bolivarianas”.
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PERSPECTIVAS ECONÓMICAS

El pasado mes de octubre Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL(Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y Ángel Gurría, secretario general de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) presentaron el documento las “Perspectivas Económicas de América Latina 2012″ durante la Cumbre Iberoamericana en Asunción, Paraguay. Su resumen ejecutivo es un excelente compendio de situación de los principales retos a los que se enfrenta la región y, por ello, lo reproduzco a continuación:

  • El sólido crecimiento de la economía de América Latina desde 2003 hace posible que los países de la región consideren ambiciosas agendas de políticas públicas para mitigar riesgos y aprovechar las actuales oportunidades para su desarrollo.
  • La región debe fortalecer su capacidad de respuesta macroeconómica para enfrentar los riesgos derivados de la incertidumbre en la economía global y la volatilidad de los mercados internacionales de capitales.
  • Las políticas macroeconómicas también deben ser coherentes con las necesidades de largo plazo ligadas a los cambios económicos y demográficos en curso.
  • Las economías latinoamericanas ganaron espacio fiscal que utilizaron para enfrentar la crisis financiera y reducir la pobreza, pero aún son vulnerables a nuevos shocks.
  • Los países latinoamericanos deben aprovechar las oportunidades para eliminar restricciones al desarrollo y dar un salto cuantitativo y cualitativo en la provisión de servicios públicos.
  • Para construir Estados que puedan responder a las necesidades del desarrollo, es necesario llevar a cabo reformas fiscales tendentes a reducir la enorme brecha existente entre las necesidades y los recursos disponibles.
  • La recaudación tributaria de América Latina no solamente es baja, sino que las bases imponibles son pequeñas y están sesgadas hacia impuestos no progresivos.
  • Las bases impositivas se ven limitadas por la extensión de gastos tributarios: deducciones y exenciones.
  • La política fiscal tiene un impacto redistributivo poco significativo debido a los bajos niveles de impuestos directos personales y de gasto público social, unidos a su insuficiente focalización.
  • La articulación de de un pacto fiscal que refuerce el contrato social entre los ciudadanos y el Estado puede ser fundamental.
  • Más allá de mayores recursos financieros, el Estado también debe transformarse para responder mejor a las necesidades de los ciudadanos y gestionar los recursos de manera más eficiente, transparente y eficaz.
  • La transformación del Estado no puede limitarse a hacer mejor lo que ha venido haciendo hasta ahora, sino que tiene que identificar nuevas estrategias para definir y alcanzar objetivos prioritarios. Hay tres áreas claves para apoyar un crecimiento sostenible e inclusivo: educación, infraestructura y desarrollo productivo e innovación.
  • La cobertura y el gasto en educación han mejorado de manera sostenida en las últimas década en América Latina. Sin embargo, su calidad sigue siendo baja y el acceso desigual.
  • En la gestión de servicios educativos, destacan dos tendencias: una creciente descentralización en su provisión y el incremento de la participación del sector privado en la formación terciaria.
  • Las infraestructuras son un importante cuello de botella para la sostenibilidad del crecimiento, la competitividad e incluso la equidad en la región. América Latina presenta brechas elevadas con respecto no solo a los países de la OCDE, sino también a economías emergentes de Asia y otras regiones del mundo.
  • América Latina necesita mejorar el marco normativo para fortalecer los procesos de planificación y gestión de la inversión en infraestructuras con una visión de largo plazo.
  • A su vez, es fundamental perfeccionar los incentivos y las normas que regulan la participación del sector privado en la inversión, gestión y provisión de infraestructuras.
  • La brecha de productividad es un problema persistente que refleja la baja diversificación de las economías de la región, su especialización en sectores no intensivos en tecnología y la escasa inversión en investigación y desarrollo y en innovación.
  • La educación, la infraestructura y el desarrollo productivo y la innovación son tres áreas clave para alcanzar los objetivos de competitividad, desarrollo económico e inclusión social. En cada una de ellas se requieren políticas públicas activas, planificación estratégica y una gestión más eficiente y eficaz por parte del Estado.
  • Un desafío clave de América Latina es movilizar inversión privada en investigación y desarrollo.
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