América Latina 2012: perspectivas políticas y económicas

PERSPECTIVAS POLÍTICAS

El calendario electoral de la región el año 2012 vendrá marcado por tres comicios:

  • 20 de mayo, elecciones presidenciales en la República Dominicana.
  • 1 de julio, elecciones presidenciales en México.
  • 7 de octubre, elecciones presidenciales en Venezuela.

Y sobre todas ellas tendrá enorme significación la contienda electoral en Estados Unidos para elegir al inquilino de la Casa Blanca el 6 de noviembre.

A nivel local, cabe también destacar las elecciones municipales en Chile el 12 de octubre para medir el desgaste del gobierno del presidente Sebastián Piñera; las elecciones locales y estatales en Brasil que servirán de termómetro para saber cómo han afectado los escándalos de corrupción al Partido de los Trabajadores y, por último, las elecciones legislativas en El Salvador del 11 de marzo.
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Previsiones electorales:

  • República Dominicana: El PDL del actual presidente Leonel Fernándezparte como favorito, de la mano de la candidatura montada en tándem, Danilo Medina como candidato a presidente y Margarita Cedeño, la esposa del propio Fernández, como vicepresidenta. El opositor con más opciones es el ex presidente Hipólito Mejía (PRD) de 2000 a 2004. Las últimas encuestas auguran un resultado muy reñido.
  • México: El PRI aspira seriamente a volver a ocupar la presidencia de México tras doce años de derrotas, la más clamorosa la de 2006 cuando fue relegado al tercer puesto. Su candidato, el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto tiene el carisma y la frescura que parece recobrar la ilusión de los votantes priistas. Si lo difícil en el seno del partido era lograr unidad en torno a un candidato, dado el conglomerado de caudillos regionales y gobernadores en que se ha convertido el PRI, ahora parece claro que la apuesta unánime por Peña les concede una notable ventaja en las encuestas. Enfrente, de nuevo López Obrador (PRD) por la izquierda y el PAN del presidente Calderón, muy desgastado tras 12 años en el poder por la derecha pendiente aún de nominar y por el que compiten Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero y Santiago Creel.
  • Venezuela: Hugo Chávez aquejado en los últimos meses de un cáncer se enfrenta al reto de revalidar su presidencia tras 13 años de gobierno. Su estado de salud será uno de los aspectos clave para saber si finalmente será capaz de volver a vencer. De momento los sondeos le son favorables, pero bien es cierto que tendrá enfrente a la coalición opositora más numerosa y organizada que nunca, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) que elegirá su candidato en primarias el próximo 12 de febrero. El principal candidato es Henrique Capriles empresario joven y de perfil centrista. La buena marcha de la economía venezolana que crece a buen ritmo impulsado por las exportaciones petrolíferas es el principal activo de Chávez para convencer a los venezolanos de la necesidad de seguir emprendiendo su programa de “reformas bolivarianas”.
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PERSPECTIVAS ECONÓMICAS

El pasado mes de octubre Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL(Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y Ángel Gurría, secretario general de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) presentaron el documento las “Perspectivas Económicas de América Latina 2012″ durante la Cumbre Iberoamericana en Asunción, Paraguay. Su resumen ejecutivo es un excelente compendio de situación de los principales retos a los que se enfrenta la región y, por ello, lo reproduzco a continuación:

  • El sólido crecimiento de la economía de América Latina desde 2003 hace posible que los países de la región consideren ambiciosas agendas de políticas públicas para mitigar riesgos y aprovechar las actuales oportunidades para su desarrollo.
  • La región debe fortalecer su capacidad de respuesta macroeconómica para enfrentar los riesgos derivados de la incertidumbre en la economía global y la volatilidad de los mercados internacionales de capitales.
  • Las políticas macroeconómicas también deben ser coherentes con las necesidades de largo plazo ligadas a los cambios económicos y demográficos en curso.
  • Las economías latinoamericanas ganaron espacio fiscal que utilizaron para enfrentar la crisis financiera y reducir la pobreza, pero aún son vulnerables a nuevos shocks.
  • Los países latinoamericanos deben aprovechar las oportunidades para eliminar restricciones al desarrollo y dar un salto cuantitativo y cualitativo en la provisión de servicios públicos.
  • Para construir Estados que puedan responder a las necesidades del desarrollo, es necesario llevar a cabo reformas fiscales tendentes a reducir la enorme brecha existente entre las necesidades y los recursos disponibles.
  • La recaudación tributaria de América Latina no solamente es baja, sino que las bases imponibles son pequeñas y están sesgadas hacia impuestos no progresivos.
  • Las bases impositivas se ven limitadas por la extensión de gastos tributarios: deducciones y exenciones.
  • La política fiscal tiene un impacto redistributivo poco significativo debido a los bajos niveles de impuestos directos personales y de gasto público social, unidos a su insuficiente focalización.
  • La articulación de de un pacto fiscal que refuerce el contrato social entre los ciudadanos y el Estado puede ser fundamental.
  • Más allá de mayores recursos financieros, el Estado también debe transformarse para responder mejor a las necesidades de los ciudadanos y gestionar los recursos de manera más eficiente, transparente y eficaz.
  • La transformación del Estado no puede limitarse a hacer mejor lo que ha venido haciendo hasta ahora, sino que tiene que identificar nuevas estrategias para definir y alcanzar objetivos prioritarios. Hay tres áreas claves para apoyar un crecimiento sostenible e inclusivo: educación, infraestructura y desarrollo productivo e innovación.
  • La cobertura y el gasto en educación han mejorado de manera sostenida en las últimas década en América Latina. Sin embargo, su calidad sigue siendo baja y el acceso desigual.
  • En la gestión de servicios educativos, destacan dos tendencias: una creciente descentralización en su provisión y el incremento de la participación del sector privado en la formación terciaria.
  • Las infraestructuras son un importante cuello de botella para la sostenibilidad del crecimiento, la competitividad e incluso la equidad en la región. América Latina presenta brechas elevadas con respecto no solo a los países de la OCDE, sino también a economías emergentes de Asia y otras regiones del mundo.
  • América Latina necesita mejorar el marco normativo para fortalecer los procesos de planificación y gestión de la inversión en infraestructuras con una visión de largo plazo.
  • A su vez, es fundamental perfeccionar los incentivos y las normas que regulan la participación del sector privado en la inversión, gestión y provisión de infraestructuras.
  • La brecha de productividad es un problema persistente que refleja la baja diversificación de las economías de la región, su especialización en sectores no intensivos en tecnología y la escasa inversión en investigación y desarrollo y en innovación.
  • La educación, la infraestructura y el desarrollo productivo y la innovación son tres áreas clave para alcanzar los objetivos de competitividad, desarrollo económico e inclusión social. En cada una de ellas se requieren políticas públicas activas, planificación estratégica y una gestión más eficiente y eficaz por parte del Estado.
  • Un desafío clave de América Latina es movilizar inversión privada en investigación y desarrollo.
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Rajoy abandona las ocurrencias de Zapatero y apuesta por ser previsible: poca audacia y mucho ex

El nuevo presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ha optado por volver a la senda de lo previsible, a riesgo de ser tachado de aburrido por los medios de comunicación, apuesta por “valores seguros”, por evitar las ocurrencias de su antecesor José Luis Rodríguez Zapatero y por un equipo a su alrededor de veteranos con conocimiento de la administración pública. Si tuviera que añadir algún calificativo para el nuevo gobierno diría que hay muchos amigos en él y amigos del jefe, Dicho esto conviene analizar los primeros gestos del nuevo líder del Ejecutivo tanto en su debate de investidura, es decir, por lo que de momento nos ha hecho saber en el Parlamento de sus intenciones políticas y también por la personalidad y carteras ocupadas por los nuevos ministros. De momento es evidente que Rajoy ha logrado sus dos primeros objetivos: que no hayan existido filtraciones, lo que no evita las quinielas, pero él ha sido quien ha anunciado los nuevos cargos y, lo que es mucho más importante, el verdadero gestor económico es él, pues no ha nombrado un todopoderoso vicepresidente de Economía, sino un ministro de Economía y Competitividad y otro de Hacienda, preservándose él como presidente el control de la Comisión delegada de Asuntos Económicos.

Si empezamos por tratar de discernir las medidas que emprenderá el gobierno del PP debemos de encontrar rastros de intenciones en el discurso pronunciado por Rajoy en su debate de investidura del pasado lunes y martes en el Congreso de los Diputados. Y hablo de una auténtica labor de prospección porque de las palabras de entonces candidato popular, apenas pudimos extraer alguna consecuencia de sus intenciones. Habló el ya presidente del gobierno de compromisos de austeridad en la línea de lo impuesto desde Bruselas según el dictado de la Canciller alemana Angela Merkel. Luego buenas palabras en un discurso bien estructurado del que no se puede decir nada negativo porque fue un repertorio de sentido común sin descubrir las medidas concretas que está obligado a tomar este gobierno. Disciplina presupuestaria, reforma financiera y reforma laboral, esas son las tres premisas generales sobre las que manifestó que pivotará la acción de gobierno. Cifró las necesidades de recorte en 16.500 millones de euros para poder cumplir los objetivos de déficit impuestos por la Comisión Europea pero no definió a qué partidas de los Presupuestos Generales afectará. Por contra, se comprometió a la actualización del valor de las pensiones, es decir, a efectuar una subida de las mismas en enero para compensar el incremento de los precios durante el 2011.

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Asimismo, anunció que el Gobierno tiene la intención de redimensionar el sector público elevando a cero la renovación de puestos de trabajo en la función pública e iniciando un proceso de simplificación y reducción de los gastos de la administración”, gastos de alquileres, racionalización de medios, etc. Dentro de las novedades el discurso de Rajoy destaca su voluntad de afrontar una reforma del calendario laboral, con la adecuación de los festivos en pro de la eficiencia y la competitividad, y la eliminación de las prejubilaciones, salvo casos excepcionales. Rajoy también tiene previsto acometer una reforma educativa donde se promoverá un bachillerato de tres años y un bilingüismo español-inglés. ”Promoveremos un bachillerato de tres años, con el objetivo de mejorar la preparación de los futuros universitarios y elevar el nivel cultural medio de España”, dijo Rajoy en la presentación de las líneas generales de su programa de Gobierno, que el próximo viernes tiene previsto celebrar su primer Consejo de Ministros. Pero probablemente lo que más ha llamado la atención de su primer gran discurso como presidente es su declaración de intenciones de decir la verdad, en sus propias palabras, “llamar al pan pan y al vino vino”. Se ve que Rajoy a aprendido la lección de su antecesor, Rodríguez Zapatero que perdió toda su credibilidad empeñado en negar la cruda realidad de la crisis económica. Prefiere el mandatario conservador generar pocas expectativas, partir de una realidad reconocida muy dura para poner pies en el suelo y poner en valor los logros de mejora si se producen. En resumen, reformas, austeridad pero poca concreción en las dolorosas medidas que deberá llevar a cabo para equilibrar las cuentas públicas y con ello reducir la presión sobre la deuda del Estado. Tan solo un anuncio sutil pero que encierra toda una política: el gobierno aprobará una Ley de Servicios Básicos de Sanidad o lo que es lo mismo, una reducción de prestaciones que afectará a todas las Comunidades Autónomas competentes en materia sanitaria.

Veinticuatro horas más tarde y rodeado de un mutismo total, Rajoy lograba dar la primicia de los componentes de sus gobierno justo cuando lo tenía previsto, tras cumplir con el trámite de cumplimentar al Rey. Aunque finalmente las sorpresas hayan sido mínimas dado que se ha rodeado de un equipo gubernamental de confianza, bregado, con experiencia, muy en la línea del propio Rajoy, un registrador de la propiedad – que fue el opositor más joven en su promoción – y que lleva 30 años en política. Un auténtico profesional de la cosa pública, que empezó en la vida municipal en Pontevedra, que después se convirtió en presidente de la Diputación y conselleiro de la Xunta de Galicia. De ahí directo al Congreso de los Diputados y en los gobiernos de José María Aznar ministro de Administraciones Públicas, Interior y Educación y vicepresidente primero del Gobierno y ministro portavoz y de presidencia. Todo un recorrido por la política en todos sus niveles, que culmina ahora con la presidencia de un Ejecutivo con 13 ministros. Alejado de las prácticas zapateristas de paridad, el suyo tiene solo 4 mujeres, pero en puestos claves. La vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaria, la ministra de Fomento, Ana Pastor, la de Trabajo Fátima Báñez y la de Sanidad, Ana Mato. Pocas pero muy relevantes.

En todo caso, lo más relevante es que Rajoy afronta la crisis cogiendo el timón de la gestión económica. Nombra dos ministros para tal tarea, Luis de Guindos – ex presidente para España y Portugal de Lehman Brothers ya fue Secretario de Estado de Economía – en la cartera de Economía y Competitividad – curiosa manía de los presidentes de poner adjetivos a los ministerios tratando de convertir deseos en órdenes oficiales – y Cristóbal Montoro, que repite al frente del nuevamente desgajado ministerio de Hacienda. Es claro que Rajoy no ha querido depositar toda la responsabilidad en un super ministro económico, ha preferido diluirlo en dos responsables contrastados, lo justo en brillantez y notoriedad. el uno para hacer política económica y el otro para cuadrar las cuentas del Estado vía ingresos. Por encima de ellos él mismo con los poderes presidenciales y con el único handicap de tener que templar gaitas entre dos posibles gallos de su gabinete. Junto a ellos un nutrido grupo de viejos roqueros del PP. Alberto Ruíz Gallardón, el hasta ahora alcalde de Madrid uno de los políticos más votados y valorados del Estado, que se hará cargo de la compleja tarea de reformar la anquilosada y politizada administración de Justicia. Jorge Fernández Díaz, colaborador de Rajoy desde hace más de 20 años, asume la responsabilidad de Interior, en una situación de crisis social y económica que requiere mucho tiento en la utilización de las fuerzas de seguridad del Estado y que debe gestionar el proceso de paz abierto tras el anuncio de ETA del abandono de las armas. MiguelArias Cañete, otro “pata negra” fundador del partido que también repite cartera, al volver a ser – igual que con Aznar – ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente – curioso que un presidente gallego olvide la Pesca y la Mar -. Cañete se enfrenta a la reforma europea de la Política Agrícola Comunitaria de oscuras perspectivas para el campo español.

Capítulo aparte merece el nombramiento de un auténtico veterano de la política europea, José María García Margallo como ministro de Exteriores. Eurodiputado de convicciones europeistas tiene una sólida base de conocimiento del acervo comunitario, el principal terreno de juego actual de la política. Completan el Ejecutivo un personaje muy relevante de gran cercanía al presidente, el canario Juan Carlos Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, una cartera de enorme trascendencia y dos independientes, Pedro Morenés, un especialista del ámbito militar para Defensa y el sociólogo José Ignacio Wert, nuevo ministro de Educación, Cultura y Deporte, mano derecha del principal estratega del PP, PedroArriola. En suma, un gobierno sin sobresalientes, pero notable, que por supuesto no sabemos si será suficiente para salir de la aguda crisis que asola España, que no ilusiona pero tampoco cometerá errores de bulto. Que tratará de instalarse en la normalidad para generar confianza, en la rutina fácil del hombre tranquilo que siempre quiere ser Rajoy. Pero que tal vez puesto a poner pero, huele demasiado a naftalina, a tiempos aznarianos, con mucho ex en sus filas. Seguramente será porque Rajoy ha nombrado los ministros que hubiera nombrado hace ocho años, cuando los atentados del 11 M le apartaron de Moncloa. Veremos si este regreso al pasado es la receta ideal para un tiempo tan cambiante como el que vivimos.

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Motivos para oponerse a la refundación francoalemana de Europa sin acento inglés

El riesgo que corre uno en estos días posteriores la cumbre de invierno de la UEcelebrada en Bruselas los pasados 8 y 9 de diciembre si se muestra contrario a las decisiones alcanzadas en ella, es que le tilden de anglófilo y le alineen con las posiciones británicas aislacionistas. De ahí que vaya por delante que estas humildes opiniones no coinciden con los motivos que llevaron al premier DavidCameron a ser el único representante de los 27 que no firmará el acuerdo intergubermental anunciado. Mi claro y rotundo rechazo a esta refundación impuesta por Alemia Francia al resto de socios comunitarios se sustenta en motivos profundamente europeista frente a los exclusivos intereses particulares defendidos por un Reino Unido que desde siempre ha mirado al continente con desdén y cuya relación nunca se ha basado en un compromiso leal sino más bien en una suerte de obligación descreída.

A mi entender lo acordado vulnera al menos tres de las reglas de oro de la construcción europea, ese complejo edificio basado en la diversidad que llevamos desarrollando hace más de cinco décadas. Un espacio común que no debiéramos olvidar que nos ha granjeado a los europeos una de las épocas más dilatadas de convivecia en paz y progreso. A saber:

El marco institucional. No se puede llevar a cabo la pretendida refundación de Europa sin contar con las instituciones que nos hemos dado a base de costosas negociaciones de los tratados de la Unión, el último y plenamente vigente el de Lisboa de 2009. ¿Dónde queda la labor ejecutiva y legislativa de la Comisión Europea? ¿Qué va a ser de su poder de cesión de soberanía que los Estados le han concedido para dirigir buena parte de nuestras políticas que nos afectan en el quehacer diario de nuestras vidas? ¿Para qué nos sirve un Parlamento Europeo – el más costoso del mundo – al que en el tratado acabamos de reforzar sus poderes tanto legislativos como de fiscalización de la Comisión si a la hora de tomar las grandes decisiones su voz no se escucha y su voto no cuenta? ¿Para qué no hacen votar cada cuatro años un circo estable? Y, por último ¿necesitamos un Consejo Europeo, órgano indefinido en tierra de nadie y sin iniciativa política, que solo sirve para agendar reuniones y cumbres o hacer de socorrido correveidile al duo Merkozy? Demasiadas preguntas sin respuesta satisfactoria como para afontar el futuro institucional de la Unión.

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El acervo comunitario. Palabro genuinamente bruselense ha sido la clave del desarrollo europeo. Esa mecánica de movimiento basada en la negociación continua entre instituciones europeas y gobiernos a la búsqueda de consensos, ha sido violada por una precipitada toma de decisiones en una madrugada sin tiempo de reflexión ni debate adecuado de la propuesta francoalemana entre los socios. Como colmo de la esperpéntica situación creada sirva el ejemplo de la delegación española presidida por un Zapatero en funciones y su futuro sucesor Mariano Rajoy acudiendo a la reunión de Marsella del Partido Popular Europeopara ver si sus colegas conservadores MerkelSarkozy le contaban de qué iba a ir la película. Ante las urgencias económicas de la crisis, adorando el sagrado becerro del euro en riesgo, no hemos olvidado de las garantías de procedimiento y con ello de las reglas del juego. Así se han saltado a la torera la última regla de oro:

La democracia representativa. Más allá de haber escenificado un sainete de democracia formal -nadie niega que los jefes de gobierno reunidos en la cumbre han sido elegidos en las urnas – su comportamiento ha sido el de hurtar a sus ciudadanos su capacidad soberana de decisión sobre asuntos que afectan a derechos fundamentales. El directorio germano galo atemorizado ante la posibilidad de verse obligado a un nuevo proceso de via crucis por los parlamentos nacionales – como sucediera con el abortado proyecto de Constitución europea – recurrió a la firma de un simple acuerdo intergubernamental para evadirse de la legalidad de una reforma del Tratado de Lisboa y el consecuente trámite legislativo nacional. El resultado un trágala en 24 horas de impredecibles consecuencias.

No sé si el camino tomado es el adecuado para calmar los mercadosy y reducir la presión de los intereses de la deuda de los países de la zona euro. Creo que ni los que han tomado la decisión están convencidos de su bondad. Pero de lo que si estoy seguro es de que hemos cogido un atajo muy peligroso que nos aboca a una Europa menos transparente ante sus ciudadanos y menos democrática en sus decisiones. La pérdida del consenso, pues además del no británico hay muchos países que tienen la sensación de no haber tenido elección ante el imperativo francoalemán, nunca pasa factura a corto plazo, es una herida que sangra lentamente pero que socaba poco a poco la base de la convivencia: la confianza entre unos y otros.
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CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) entre la herencia de Lula y el exponente del neochavismo

La llamada Declaración de Caracas puede considerarse el documento fundacional de un nuevo organismo regional latinoamericano, la CELAC(Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe).  Uno más de los más de la docena de instituciones multilaterales con los que América Latina trata de organizar su cohesión y busca un camino que recorrer conjuntamente. Sin embargo, pese a la grandilocuencia habitual con que su anfitrión, el presidente venezolano Hugo Chávez, presentó la iniciativa, siguen siendo muchas las dudas que se ciernen sobre esta nueva intentona de unidad continental. El principal objetivo – no expresado explícitamente – de la CELAC es jubilar a la OEA(Organización de Estados Amercianos) o en otras palabras, propiciar la relación de americana sin contar con Estados UnidosCanadá – ambos miembros de la OEA y no de la CELAC. Una voluntad que si bien resulta lógica dada la lejanía en intereses y cultura política de los socios del norte con el resto del continente, también supone obviar el enorme peso que en la región tiene la potencia norteamericana. No en vano la CELAC es una iniciativa que partió de Chávez y que fue debidamente atemperada por el ex presidente barasileño, Lula da Silva y el propio lema de la primera cita lo dice todo: “El camino de nuestros Libertadores”.

Los presidentes de la CELAC, los de sus 33 países miembros, acordaron el llamado Plan de Acción de Caracas. pero no pudieron concretar qué fórmula se aplicará para la toma de decisiones en el seno del nuevo organismo y decidieron seguir discutiendo si en definitiva será por mayoría de votos o por consenso. Tal es la confusión de su nacimiento que la CELAC nació sin presupuesto ni estructura permanente, pese a que Chávez había advertido en la apertura de la Cumbre que había que “darle una estructura… A pesar de que algunos no lo consideren muy importante, es necesario si no queremos que esto muera al nacer”. Finalmente, la alternativa encontrada para garantizar su gestión fue una presidencia “pro tempore”, a cargo del país organizador de la Cumbre, apoyada en una “troika” con funciones más simbólicas que reales. Las próximas Cumbres serán en Chile (2012), Cuba (2013) y Costa Rica (2014) y sus presidentes se integrarán en este órgano colegiado. El presidente panameño Ricardo Martinellipropuso servir de sede a la eventual secretaría permanente de la CELAC, decisión que también quedó pendiente, y por ahora el organismo sólo tendrá una cumbre de presidentes, una reunión de cancilleres, y además de la troika reuniones especializadas.

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El cónclave aprobó también un estatuto de procedimientos y una declaración especial sobre “la defensa de la democracia y el orden constitucional” que daría autoridad a los estados miembros a actuar en caso de ruptura democrática en cualquier país de la región, por si se repite lo sucedido en junio de 2009 enHonduras con la deposición del presidente Manuel Zelaya. La reunión también aprobó una veintena de acuerdos en materias tan disímiles como la reclamada soberanía argentina sobre las islas Malvinas, el rechazo al embargo estadounidense a Cuba, y el apoyo al cultivo y uso tradicional de la hoja de coca, una permanente demanda del presidente boliviano, Evo Morales, quien aprovechó la cumbre además para reclamar una salida al mar para su país. Y, por supuesto, el papel de principal agitador de la cumbre, como viene sucediendo en este tipo de reuniones, correspondió al presidente ecuatoriano Rafael Correa que urgía a la CELAC  a tener una comisión de derechos humanos sin “sesgo norteamericano”. El presidente ecuatoriano mostró una vez más su vehemente oposición a que “los problemas latinoamericanos se vayan a discutir a Washington”.

La realidad es que tras los habituales brindis retóricos que claman por la integración regional y recuerdan las intenciones de los padres de las naciones latinoamericanas de construir la arcadia americana, el repertorio de intereses dispares se impone a la hora de establecer las prioridades de la región. De ahí que con el tiempo se vayan yuxtaponiendo organismos sobre organismos que solapan países y funciones. Sirva de mero ejemplo de esta sopa de letras en que se está sumiendo la región la lista de organizaciones actualmente vigentes en América Latina: Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac); Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA); Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI); Parlamento Latinoamericano (Parlatino); Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA); Unión de Naciones Suramericanas (Unasur); Parlamento Suramericano; Mercosur; Parlamento del Mercosur; Comunidad Andida (CAN); Parlamento Andino; Parlamento Centroamericano; Asociación de Estados del Caribe (AEC); Comunidad del Caribe (CARICOM); Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS).

Demasiadas siglas, demasiados intentos, demasiadas energías desaprovechadas. La verdad es que América Latina no acaba de encontrar la fórmula más adecuada de integración en un espacio que si bien tiene enormes potencialidades comunes, un idioma mayoritariamente común y una base cultural similar, presenta tremendas diferencias en su suelo que acaba componiendo un espacio heterogéneo en el que difícilmente se alcanzan acuerdos estratégicos de posicionamiento en el escenario internacional. Lo cual no es obstáculo para reconocer que la cooperación multinacional, especialmente entre países limítrofes en áreas sinérgicas, avanza de forma imparable. Un ejemplo que hasta ahora parecía impensable son los acuerdos recientemente firmados en la cumbre bilateral Venezuela – Colombia entre los presidentes Chávez y Santos, que incluye la construcción de un impresionante oleoducto que atravesaría ambos países para hacer llegar petróleo del océano Atlántico al Pacífico. Las realidades de desarrollo y de crecimiento de las economías locales está imponiendo una nueva manera de hacer política en la región latinoamericana que obliga a los gobiernos a colaborar independientemente de las diferencias ideológicas que los inspiren, un hecho que hace menos de una década hubiera sido impensable.

América Latina trata de buscar su propio espacio en las relaciones internacionales, desde posiciones de liderazgo de bloques protagonizadas en el norte por México y en el Sur por Brasil, pero con un notable entrados de interrelaciones locales bilaterales y de micro-regiones que no son sino el reflejo de sociedades donde se desarrollan clases medias cada vez más formadas y con más capacidad de demanda. Si Europa vive su particular crisis de refundación, tratando de encontrar un nuevo modelo organizativo que sea capaz de hacer frente a los retos de un mundo globalizado, América Latina hace lo propio desde la juventud de sus naciones que cumplen en estos años su bicentenarios y que siguen soñando con consolidar un espacio de libertades en un continente bendecido por la naturaleza con enormes recursos materiales. Tal vez la mejor solución para los retos que a uno y otro lado del Atlántico nos abordan sea encontrar un puente de relación entre los dos continentes llamados a conformar un futuro común. Las relaciones de Europa y América Latina son la oportunidad de sumar si somos capaces ambos de mapear los puntos de encuentro, sectores y posibilidades de enriquecimiento mutuo.  Una ingente tarea que no se debería seguir demorando.

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El euro, ¿una trampa para pobres?

En un reportaje publicado en el diario El País recientemente, realizado por el periodista Miguel Mora y fechado en París, una emigrante de origen argelino expresaba con toda crudeza su desencanto con la moneda única: “El euro fue una trampa para los pobres, hizo más dura la vida a mucha gente, todo se hizo más caro de un día para otro”, aseveraba la señora Chatti. Se podría decir más alto, tal vez gritando de rabia, pero dudo que más claro que con la sencillez del que padece y sufre las consecuencias de una política monetaria hecha a la medida de un país, bajo el patrón de Alemania. Es evidente, que si esto es así, culpables de caer en el engaño somos todos, de nada sirve ahora rasgarse las vestiduras cuando en la puesta en marcha del euro todos lo bendecimos como la panacea universal. Y el mal no están en tener una moneda en un mercado común, sino en haber aceptado una reglas del juego unilaterales.

Siguiendo con la paradoja, tras más de una década de funcionamiento del euro, alguien me tendrá que explicar las increíbles diferencias de precios que un mercado único vivimos. Hace unos días viajé por trabajo a Hamburgo y me tomé la molestia de comparar todos los precios de los consumos y gastos que en la ciudad nórdica germánica tuve en relación a lo que por lo mismo tengo que pagar en Madrid. Lo primero el taxi de Hamburgo al hotel, 8 kilómetros de trayecto, al igual que de Barajas a mi oficina situada en el centro e Madrid. El taxista alemán me cobró 20 euros, el madrileño a la vuelta 35. Y pague con la misma moneda. Me alojé en un hotel cinco estrellas porque su precio, 145 euros, en Madrid lo pagaría en uno de cuatro estrellas, es decir, de una categoría inferior. Y pague con la misma moneda. Cené en uno de los mejores restaurantes de Hamburgo acompañado por mi buen amigo Jorge Valdez, Director Ejecutivo de la EULAC Fundation – Funcación Europa América Latina Caribe -. La nota final 66 euros, incluido un razonable vino blanco alemán. En Madrid ese hubiera sido el precio de un comensal. Y pague con la misma moneda. Por último, en el escaso tiempo libre que tuve en la ciudad del Elba, me fijé en los escaparates de las principales calles comerciales y comprobé sin mucho esfuerzo que tanto la ropa como los artículos de lujo estaban al menos un 30% más baratos que en la llamada milla de oro de Madrid. Y hubiera pagado con la misma moneda.

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Si a esta mínima muestra comparativa le añadimos el nada anecdótico dato de que el salario medio español es la mitad del salario medio alemán y que la renta per cápita alemana se sitúa en el 118 % en el conjunto de la UE frente al 101% de la renta per cápita española, nos enfrentamos a la tormenta perfecta. El huracán de un pobre venido a más tratando de comportarse como rico, mientras éste que maneja las reglas de la moneda juega con los precios a su antojo dentro y fuera de su país para favorecer sus exportaciones y encarecer la vida de unos países pobres obligados a comprar. Y para colmo de trampas, las economías estatales pobres obligadas también a endeudarse deben financiar sus bonos con altos tipos de interés mientras a los teutones les sale prácticamente gratis. Solo así se explica que la economía alemana haya sido capaz de crecer mientras los demás entrabamos en estanflación – estancamiento e inflación – .

Y ahora que parece evidente que esta política se está volviendo contra su creador – el Banco Central Europeo hecho a la medida de la férrea doctrina monetaria del viejo Bundesbank -, ahora lemania puede verse abocada a entrar en recesión porque nadie tiene un euro para comprar sus productos en Europa y porque empieza a caer en su propia trampa de financiación de la deuda. Tal vez estos primeros indicios que señalan que Alemania puede haberse pasado de frenada obliguen a un replanteamiento de sus posiciones en política económica y monetaria de la Unión, pero la realidad actual es que mientras sigamos produciendo y vendiendo a niveles de mínimo superiores un 30% por ciento a los que lo hace Alemania y con Estados y economías privadas endeudas, es imposible competir con la potencia germana.

¿Cómo se puede deflacionar una economía sin contar con la herramienta principal para ello que es la política monetaria? Las únicas vías de solución tienen que ver con profundas reformas estructurales que abaraten los costes de producción, sean laborales, fiscales o de infraestructuras. Políticas todas ellas de medio largo plazo, alejadas de las premuras de emergencia que precisan las economías emprobrecidas europeas. Es por eso que el debate casi monotemático se centre en la salud del euro. ¿Debemos permanecer en él, seremos expulsados por un núcleo duro de nueva creación o serán los alemanes los que se salgan para recuperar la histórica buena salud de su marco? Caben todos los escenarios pero todos son apocalíticos para una Europa que camina como un pollo sin cabeza, dando vueltas alocadamente sobre su propio eje.

Seguramente estamos más cerca que nunca en estos últimos tres años del borde del precipicio , tanto que ya hablan las empresas abiertamente de prepararse para la ruptura del euro. Lo cierto es que el peor síntoma que puede abocarnos a un destino tan trágico en la UE tiene que ver con el deterioro señalado de las posiciones alemanas en las últimas semanas. Mientras el euro fue una moneda al servicio de la economía exportadora alemana y mantuvo el equilibrio inflacionista bajo el modelo germano, Alemania apostó firmemente por nuestra moneda única. Ahora que puede volverse contra ellos, se han empezado a alzar las voces que preconizan la salida de Alemania de la eurozona, la reinstauración del marco en libre competencia con el dólar al estilo de la libra esterlina. Solo el temor a una fuerte revalorización del marco en su refundación frena estos deseos aislacionistas germanos, ante la terrible hipótesis del encarecimiento de sus exportaciones, el auténtico motor de su economía. Como todo en la vida, nos hallamos ante la paradoja del euro: la moneda que un día fue una trampa para pobres, puede acabar siendo la tumba de los ricos. Vivo sin vivir en mí, con el euro muero y sin él no vivo.

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España gira a la derecha sin frenos y cuesta abajo

El resultado electoral de los comicios del pasado domingo 20 de noviembre no deja lugar a dudas: los españoles han optado claramente por un giro político hacia la derecha para tratar de poner remedios a la difícil situación económica por la que atraviesa el país. Se lleva a cabo la alternancia más que la alternativa, pues, el Partido Popular solo ha tenido que esperar sentado esperando a ver el cadáver de su adversario, el Partido Socialista, lastrado por los errores cometidos por su gobierno en la gestión económica de la crisis. Mariano Rajoy alcanzará el cargo de presidente a la tercera, tras dos derrotas a manos de Rodríguez Zapatero, aunque ambas por mayoría minoritaria. Su principal virtud en estos ocho años de travesía del desierto ha consistido en el aguante, en saber guardar el complejo equilibrio obre todo cuando en el interior del partido han cuestionado una y otra vez su valía y capacidad para liderar el país. Poco a poco ha sabido reconvertir la dirección política del PP, liberándose de la vieja guardia de Aznar para incorporar a gente de su confianza. Llega pues a La Moncloa – en palabras suyas – “sin hipotecas, sin deber nada a nadie” y, por tanto, con casi total grado de libertad para aplicar las medidas que estime convenientes para sacarnos de la crisis. Y llega además, avalado por una mayoría absoluta de 186 escaños que le permiten gobernar como quiera.

Con esta victoria el PP culmina la extensión de un mapa de poder casi total, pues, además del gobierno central gobierna en 14 de las 17 Comunidades Autónomas – todas salvo País Vasco, Cataluña y Andalucía – y en 33 de las 50 capitales de provincia fruto de su rotunda victoria en las elecciones autonómicas y municipales del pasado mes de mayo. Nunca en la reciente historia de la democracia española un partido había acumulado tanto poder y tantos cargos electos. Es más, el resultado del domingo alcanzado por Mariano Rajoy es el mejor alcanzado por líderes de su partido, por encima de las dos victorias de José María Aznar. Políticamente el PP ha recibido en medio año el mayor crédito que jamás han concedido los españoles a una opción política. Es obvio que si lo vemos a la inversa, el PSOE ha quedado fuera de las principales instituciones del país, es oposición muy mermada en todas las instancias políticas y se enfrenta a una profunda crisis interna que debería tratar de empezar a remediar en el ya anunciado congreso ordinario del partido que se celebrará en febrero de 2012. Cambio total de ciclo debido casi exclusivamente por el severo juicio que los ciudadanos han hecho de la gestión de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. La mayoría de los presidentes autonómicos y alcaldes socialistas perdieron las elecciones en mayo por la pesada herencia que les transmitía su líder desde la presidencia del gobierno. Y ahora, un candidato que era parte del naufragio, Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro y vicepresidente durante todos estos años con Zapatero, ha perdido como auguraban todos los sondeos con el peor resultado de un socialista aspirante a la presidencia del gobierno.

Este vuelco electoral se ha debido sencillamente a dos fenómenos: un alto porcentaje de votantes socialistas se han quedado en casa mientras que el PP ha sido capaz de movilizar a todo su electorado más fiel y, por otro lado, una parte de los votantes de centro que basculan entre las dos opciones mayoritarias, se han pasado del PSOE al PP. Zapatero y la incapacidad del Partido Socialista de tener vida propia más allá de la deficiente gestión de su secretario general y presidente del Ejecutivo, son los responsables de esta derrota sin paliativos de los socialistas. Se cumple la triste tradición de las última legislaturas de que el que sale victorioso de las urnas lo hace más por los errores del contrario que por los aciertos propios, ya que salvo contadas medidas tímidamente esbozadas, desconocemos el programa real de gobierno de los populares. Aunque de lo único que tienen pocas dudas los españoles es de que se enfrentan a una serie de medidas muy duras, de recortes presupuestarios que afectarán a las prestaciones sociales de las que aún gozan y al bolsillo por la incorporación de figuras impositivas que incrementen los ingresos del Estado y con ello contribuyan a la reducción del déficit público. El nuevo gobierno que previsiblemente tomará posesión en los días inmediatamente anteriores a la Navidad, a buen seguro aprobará el su primera reunión un paquete de medidas económicas en la línea de austeridad reseñada. Aprovechará la paz familiar navideña para dar una segunda vuelta de tuerca – la primera se la dejó hecha Zapatero con la congelación de las pensiones y del sueldo de los funcionarios – a las en muchos casos exhaustas economías domésticas.

Entre el PP y el PSOE se han repartido 295 escaños – de los 186 obtenidos por los populares uno corresponde a Unión del Pueblo Navarro que se integrará en el Grupo Mixto – de los 350 que componen el Congreso de Diputados. Los 54 restantes diputados se pueden englobar en tres tipologías. Por una lado, los de las formaciones nacionalistas, por otro las formaciones que optan por ser bisagras estatales del sistema político y, finalmente, las opciones minoritarias de implantación más local. Los nacionalistas – me refiero evidentemente a los no nacionalistas españoles – han incrementado sustancialmente su presencia en la cámara. El tercer grupo más nutrido del Congreso lo constituirá Convergencia i Unió, la formación nacionalista catalana que ha obtenido un espléndido resultado pasando de 11 a 16 diputados y eso pese que gobierna la Generalitat de Catalunya y su presidente Artur Mas está aplicando un drático ajuste presupuestario con medidas que podían pensarse serían muy impopulares. Irrumpen en la Cámara Baja los representantes de la Izquierda Abertzale vasca, bajo las siglas de Amaiur con 7 diputados, claramente favorecidos por el cese de la violencia de la organización terrorista ETA. El PNV, partido nacionalista vasco, con 5 diputados, sin embargo, ha sido de largo el más votado en Euskadi aunque por el reparto de circunscripciones electorales haya cosechado menos escaños. En cualquier caso, serán 13 los diputados nacionalistas vascos, pues a PNV y Amaiur se une el escaño de Geroa Bai, la nueva marca de Nafarroa Bai, que repite escaño desde sus posiciones vasquistas y abertzales navarras. Junto a ellos los tradicionales escaños del Bloque Nacionalista Gallego (2), de Coalición Canaria (2) y de Esquerra Republicana de Catalunya (3) completan un total de 46 diputados que reivindican con fórmulas más o menos moderadas o radicales, la soberanía e independencia de sus pueblos.

La segunda categoría de opositores a la mayoría popular la componen dos opciones que pugnan por convertirse en un futuro en bisagras del bipartidismo imperante PP-PSOE. Tratan pues de relevar a los grupos nacionalistas de ese papel que siempre les ha correspondido a ellos. Y por vez primera los números empiezan a serles favorables aunque aún muy alejados de dicha posibilidad – según sus quejas porque la ley electoral les perjudica frente a las opciones territoriales -. Por un lado Izquierda Unida, coalición liderada por el Partido Comunista con 11 escaños y por otro UPyD desde el radicalismo españolista con 5 se han abierto un hueco, al menos mediático, en el panorama político español. Aunque difícilmente en esta legislatura de mayoría clara popular tendrá relevancia su acción política, han puesto la pica en Flandes para avanzar hacia sus objetivos de ruptura del modelo de los dos grandes partidos. Su voz se escuchará mucho más que anteriormente, es muy probable que sean la oposición más dura del Partido Popular y tratarán con ello de rentabilizar la posición de cara a las próximas elecciones generales. Por último, completan los bancos del palacio de la Carrera de San Jerónimo, los partidos minoritarios locales, Foro Asturias de Francisco Álvarez Cascos, el exvicepresidente del Gobierno de José María Aznar, una excisión local del PP que ha logrado arrebatarle un escaño en el Principado asturiano, UPN que realmente obtiene el diputado bajo las siglas del PP y Compromís-Equo la coalición de la opción valenciana con el partido ecologista.

Se inicia la X Legislatura de la moderna democracia española, marcada por la crisis, con 5 millones de parados, la prima de riesgo de la deuda disparada y el crecimiento del PIB prácticamente estancado. La tarea del gobierno se antoja a la medida de los héroes de tragedia griega. Con la presión de los mercados pegado a su nuca y las prisas de la canciller Merkel – la líder total de una europa alemanizada – acuciando la toma de medidas de austeridad, Rajoy se enfrenta a una situación que puede hacer estallar la calle a modo de protestas y huelgas. Tiene todo el poder político pero eso no le garantiza casi nada, debe convencer a los mercados, calmar a Merkel y evitar que ardan las barricadas. Para un político cuyo deporte favorito es el ciclismo, supongo que se sentirá como si se lanzará cuesta abajo y sin frenos.

Crónica europea de una III Guerra Mundial incruenta pero dolorosa

Si quisiéramos contar la historia de esta dura y compleja crisis por la que atraviesa Europa en clave de ciencia ficción, bien poco nos costaría realizar el relato de una IIIª Guerra Mundial iniciada como sus conflictos antecesores en suelo continental. Y como ya ocurriera en la IIª gran guerra con la Guerra Civil española, todas tienen sus guerra locales en los prolegómenos, como fue el caso de las guerras balcánicas que escenificaron la disolución de la antigua Yugoslavia. En dicho tablero se desplegaron no pocas influencias y juegos de posiciones internacionales, especialmente por parte de una Alemania que pretendía consolidar un amplio colchón de mercado dependiente entorno a su territorio unificado. Primero fue la ruptura de Checoslovaquia y luego el precoz reconocimiento de Croacia. Una Serbia empequeñecida y aislada fue el resultado de esta primera fase de la contienda.

También es habitual cuando un pueblo se alza en armas contra otro que la justificación sea defensiva o basada en una hipotética agresión. En este caso, Alemania ha basado toda su actuación en los últimos tres años en la defensa del euro ante los ataques despiadados de los mercados y sus decisiones internas en la defensa de los intereses de los ciudadanos alemanes ante los despilfarros de las países del sur de Europa. Argumentos asépticamente intachables y que han justificado la dureza en sus planteamientos de la canciller Angela Merkel a la hora de no aprobar medidas de mayor coordinación en política económica en el seno de la Unión. El resultado de tanta dilación ha sido más que evidente: los países cuyas economías presentaban mayores desequilibrios presupuestarios, obligados a recurrir a fuertes y rápidos endeudamientos, han sufrido la presión insostenible de los mercados de la deuda con tipos de interés impagables. Así las cosas, esta segunda fase de la contienda concluyó con los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal, que quedaron al amparo de cumplir unas condiciones de recortes que además de resultar cruentos para sus ciudadanos, eran prácticamente imposibles de cumplir.

Estaban puestas la bases para una intervención aún más decidida por parte de Alemania en el escenario europeo. Para ello, Merkel tenía que consolidar el eje franco-alemán o mejor dicho proceder a una “ocupación de las decisiones” del presidente galo Nicolás Sarkozy, quien bajo la apariencia de formar un tandem ocultaba las vergüenzas de una economía incapaz de llevar la contraria a su vecina teutona. Con una razonable puesta en escena, Merkel instauró un nuevo régimen de Vichy en Francia y puso en marcha una nueva fase de la expansión del IV Reich. Eso sí, por medio garantizó el abastecimiento de energía – gas – de sus territorios mediante un acuerdo estratégico bien pagado con Rusia y estrecho profundamente los lazos con China que ha venido a representar el aliado asiático que otrora interpretara Japón – hoy demasiado deprimido – en el Eje.

El siguiente paso consistió en controlar los sistemas de medidas, de evaluación y control económico. A su todopoderoso referente del bono alemán a 10 años, la sacrosanta medida de todas las cosas, se unieron las condiciones de los test de estress para la banca europea, donde las entidades alemanas siempre han salido milagrosamente indemnes pese a sus graves posiciones de riesgo en la deuda griega. Siguió oponiéndose a la emisión de bonos europeos y reclamando mayores medidas de recortes sociales en los países del sur entre los que ya se encontraban Italia y España, próximos objetivos a conquistar. Como es natural ninguna de sus políticas ha sido capaz de frenar la desconfianza de los mercados en Europa, bien al contrario ha alentado la inversión de los especuladores en la caída del euro y de los principales países de la eurozona, pero mientras Alemania seguía haciendo un buen negocio de la debilidad de quienes le rodean.

Con la situación suficientemente madura, en la última semana se ha lanzado a la batalla de Grecia y de Italia, hasta que sus tropas económicas han tomado Atenas y Roma. En unas decisiones que no tienen parangón en la democracia europea, los gobiernos de Grecia y de Italia en las personas de sus primeros ministros, Papandreu y Berlusconi, eran obligados a dimitir en 48 horas para ser sucedidos por dos tecnócratas del euromercado, claramente bajo la disciplina de la doctrina germana de la interpretación de la crisis. Lucas Papademos y Mario Monti han destronado a dos gobernantes fracasados pero legítimamente elegidos en las urnas, los dos son hijos de las entidades financieras que nos llevaron a la quiebra y los dos han pasado por la ortodoxia del BCE. Son los nuevos políticos de la nueva era, los consejeros delegados de la multinacional en que pretende convertir Merkel a Europa.

A España de momento le ha salvado el tiempo muerto que representan las elecciones generales del próximo domingo 20 de noviembre. Su ganador – con toda probabilidad según las encuestas Mariano Rajoy – se enfrentará al apocalipsis de la salida del euro o a sucumbir sin rechistar a las condiciones alemanas para la permanencia: recortes y más recortes, caída del valor de los principales activos del país y plan de privatizaciones baratas. No parece que haya alternativa hoy por hoy a la imparable marcha de las tropas alemanas por los campos de batalla financieros de Europa. Tal vez estemos en los albores de la nueva Europa, más Europa y más alemana o la rebeldía de los países donde los sacrificios lleguen a ser insoportables encenderá la mecha de la rebeldía. Es pronto para saberlo, pero la guerra va a paso rápido como el mundo globalizado. Y en todo caso, siempre nos quedará el recurso de pensar que lo que nos está sucediendo no es más que un episodio de un serie de ciencia ficción.

Debate electoral o bipartidismo asfixiante: Rajoy y Rubalcaba pactan el resultado ante las cámaras

El debate electoral o pretendido “cara a cara” entre el candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba y el popular Mariano Rajoy, auspiciado por la Academia de la Televisión y difundido por la práctica totalidad de las cadenas del Estado, probablemente solo haya servido para confirmar ante el electorado el resultado que la mayoría de las encuestas vaticinan en los comicios generales del próximo 20 de noviembre: mayoría absoluta del PP y derrota histórica del PSOE. Un debate, pues, que a falta de diez días de campaña convierte en puro trámite, salvo imprevistos de última hora que en política están a la orden del día, la recta final hacia las urnas.

Puestos a analizar mínimamente tan intrascendente debate, hagámoslo en sus tres aspectos principales: estrategia, fondo y forma.

Estrategia: si el punto de partida de uno y otro era dispar – Rajoy llegaba de candidato ganador y Rubalcaba de previsible perdedor – lo lógico hubiera sido que el candidato socialista que sigue representando al gobierno en funciones hubiera tratado de equilibrar los papeles y, sin embargo, decidió adoptar el roll de líder de la oposición empeñado en fiscalizar el programa y futura acción del gobierno de Mariano Rajoy. El propio candidato popular se vio sorprendido porque su adversario le diera por ganador de las elecciones y buscara simplemente la menor derrota posible en las urnas. En una palabra, Rubalcaba trabajó más para ser secretario general del Partido Socialista que por ocupar el Palacio de la Moncloa, seguro como está de que la herencia dejada por Rodríguez Zapatero – el innombrable que solo fue citado en un lapsus de confusión o no de Rajoy – y de la que es cómplice como coautor, significa una losa insalvable para darle la vuelta a las encuestas. Por su parte, Rajoy que aceptó el debate para sacudirse la pertinaz crítica de su programa oculto y no dar la sensación de temor al enfrentamiento o desidia propia de su vago carácter, se sentó en el plató con la sana intención de no meter la pata y pasar el trago. En definitiva, el planteamiento estratégico de ambos abocaba a un debate pactado, con tongo de dos boxeadores que de vez en cuando cruzaban algún golpe disimulando emplearse en el ring. Pero es obvio que están encantados de haberse conocido y Rajoy desea a Rubalcaba de opositor caduco y disminuido en el Congreso, tanto como Rubalcaba sueña con sentarse en la bancada socialista a esperar dulcemente los errores de Rajoy como presidente en tiempos de crisis atroz.

Fondo: el candidato popular recurrió a planteamientos difusos o de grandilocuentes palabras comunes para eludir sus propuestas a los principales problemas a los que se enfrenta el Estado español: paro, déficit, sostenibilidad de las prestaciones sociales del Estado del bienestar como la sanidad, la educación o las pensiones o papel de España en la Unión Europea. Tal fue su ambigüedad calculada que se permitió leer una frase de alumno de primaria al referirse a la política internacional cuando declaró sobre la misma que “es muy importante y que habrá que ver que pasa en países como China o Brasil” o que “España tiene que tener más peso en Europa”. Mientras, Rubalcaba adoptó la posición ideológica más a la izquierda de su partido tratando de recuperar en ese espacio a su votante desencantado y frenar la sangría de votos del PSOE hacia Izquierda Unida y sus postulados filocomunistas. El discuro obvio consistió en demandar impuestos para quitarle el dinero a los ricos y demostrar a la audiencia las oscuras intenciones del PP de desmantelar cualquier tipo de prestación pública en cuanto lleguen al poder en una suerte de borrachera privatizadora. La única sorpresa es que se permitió el brindis al sol de quien se sabe perdedor al solicitar una demora de dos años para el cumplimientos del déficit pactado con Bruselas.

Forma: en un medio audiovisual es evidente que la fuerza de la imagen y del gesto se imponen a la palabra y es precisamente en esta faceta donde fallaron estrepitosamente ambos candidatos. Los dos nerviosos y poco televisivos cuando se trata de políticos que si algo les sobra es la veteranía. El uno, Rajoy leyendo papeles mal mirando a la cámara ojos pérdidos y movimientos de manos blandos. El otro balbuceante al principio y excesivamente incisivo hasta la exageración verbal en el final. Los dos de indumentaria gris oscuro y corbatas azules a tono con la tristeza del debate. Pobre escenografía, moderador anticuado y demasiado formalista, escaso ritmo y realización de los primeros tiempos de la tele. Si lo llegan a emitir en blanco y negro ningún telespectador se habría sorprendido salvo por pensar que lleva 25 años rememorando el día de la marmota.

En conjunto, el debate nos recordó la peor expresión de un bipartidismo axfisiante, obsoleto en las formas, carente de fondo que resuelva los graves problemas a los que nos enfrentamos y con la única estrategia de una altenancia decimonónica donde prima el quítate tu para ponerme yo, pero nos guardamos los dos la silla. Se obvió por supuesto el debate del modelo territorial y de convivencia en Catalunya o Euskadi, donde una clara mayoría social reinvindica mayores cotas de soberanía cuando no la independencia, temas en los que no solo no quieren, entrar sino que dejan para conversaciones de mesa camilla al margen de la luz y taquígrafos que requieren. Y salvo utilizar la demagogia para flirtrear con sus electorados holigangs, ni una idea nueva y original que aportar para sacarnos de la triste realidad que vivimos.

No sé quien ganó el debate porque creo que perdió la ciudadanía que merece ya un nuevo sistema político más participativo y con una representación de mayor calidad. Que clama ya en puntos clave de la geografía estatal por un nuevo marco de relación con Madrid y faltó que alguien nos dijera a dónde pretende ir y con qué hoja de ruta. En fin, el debate fue el fiel reflejo del tiempo gris y mediocre que impera y la ocupación del poder por una generación de políticos que representan a la Coca Cola y a la Pepsi Cola identificados en los dos grandes y sacrosantos partidos estatales, PP y PSOE. Y, sobre todo, perdimos la oportunidad de vislumbrar un futuro esperanzador gracias a una mínima luz de ilusión en boca o gesto de aquellos que aspiran a gobernarnos.

Cumbres iberoamericanas: un juguete roto

La XXI Cumbre Iberoamericana celebrada en Asunción ha sido calificada por los propios mandatarios presentes y por los medios de comunicación de la región como un auténtico fracaso. Lo más sonoro del encuentro han sido las ausencias, esta vez más que notables. Faltaron la mitad de los invitados, 11 jefes de Estado (los de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Venezuela y Uruguay) nada más y nada menos. Una cumbre para tratar temas de gran calado sobre la región sin personajes de la entidad política de Cristina Fernández, Dilma Rousseff o Juan Manuel Santos, estaba abocada al descalabro. La SEGIB – Secretaría General Iberoamericana – un invento inspirado por la diplomacia española hace cerca de cinco lustros, cumplió con creces en sus orígenes la función para la que fue creada. Eran tiempos de escasa vertebración de la política regional americana y bajo el paraguas de la “madre patria” y el inestimable buen hacer de un personaje de reconocido prestigio en Iberoamérica como Enrique Iglesias, se alcanzaron éxitos aunque solo fueran de imagen ante la opinión pública. Poner en valor parte del trabajo realizado en las cumbres y como derivado de ellas, es de recibo y justicia. Pero a fecha de hoy es imprescindible una profunda revisión del modelo relacional, desde una perspectiva española y, sobre todo, latinoamericana.

El mundo vive una suerte de “cumbritis”, una pandemia que lleva a los mandatarios mundiales a tratar de resolver los gravísimos problemas económicos del planeta a base de reuniones grandilocuentes, con galerías interminables de fotos de familia y besa manos, y escasos resultados prácticos. No hay continente o región que no se precie que no tenga su cumbre, más las intercontinentales, las que promueve la ONU o las del otrora G7, ahora G20. Buenas intenciones, sonrisas para las cámaras y alto grado de insatisfacción de los ciudadanos por los pobres frutos de tanta reunión inútil. Solo en América Latina conviven cerca de una decena de organizaciones supranacionales, una auténtica sopa de letras que produce solapamientos funcionales y relacionales – OEA, Mercosur, UNASUR, Aladi, SELA, CAFTA, CARICOM… etc). Y a eso se une en la relación con España y Portugal, la SEGIB y las cumbres EUROLAT para el trato con la Unión Europea. Aunque tuvieran los líderes latinoamericanos la buena voluntad de dar satisfacción a todos los organismos a los que pertenecen, sería por agenda prácticamente imposible estar presente en todas las citas anuales que tanta actividad diplomática despliega. En la era de las telecomunicaciones y de la realidad digital, se han acrecentado las reuniones presenciales, toda una paradoja que viene a resumir la confusión que vive hoy la política y la complejidad de los desafíos a los que se enfrenta.

Tan sonadas ausencias en la cumbre de Paraguay como las reseñadas con anterioridad han llevado a una, en mi opinión, falsa interpretación por parte de analistas e informadores. Se ha escrito que América Latina ha dado la espalda a Europa y ya mira hacia Asia. Esa simplificación es inadmisible porque parte de la base de un visión infantil por parte de los grandes países americanos. Brasil, México, Argentina e incluso Chile, Colombia o Perú, son Estados en crecimiento económico, con proyección internacional, que han diversificado sus relaciones internacionales. Tienen una relación bilateral que sigue siendo prioritaria, ¿cómo no?, con Estados Unidos, a eso se añade la pujante realidad de relaciones económicas con China y tratan de entablar relaciones de igual a igual con dos áreas de enorme valor estratégico como bloques, el sudeste asiático y la Unión Europea. Pensar que Brasil o México, como grandes potencias de la región, miran solo a derecha o a izquierda, arriba o abajo de su entorno geopolítico es sencillamente ridículo. Otras cosa distinta es que cuando dirigen sus miradas hacia un lugar u otro y hacen determinados guiños, las mejores respuestas las están recibiendo a través del Pacífico y no por nuestro océano Atlántico.

Por tanto, entonemos los europeos una vez más el mea culpa de la escasa relación que entre América Latina y la UE existe hasta la fecha, pues, como unidad no hemos sido capaces de avanzar en un escenario duradero de cooperación. La mejor prueba es el bloqueo sistemático a que se ven sometidas las rondas negociadoras con Mercosur sin que sea posible llegar a mínimos acuerdos comerciales entre los dos bloques. Tratar de interesar a las opiniones públicas de ambos lados cuando no se es capaz siquiera de firmar un tratado comercial, es imposible. Se supone que la creación de la Fundación EULAT debe engrasar la relación desde bases muy prácticas y con un quehacer diario basado en la colaboración público – privada europea y latinoamericana. El año que viene verá la luz, su presentación oficial, estatutos y presupuesto incluidos, debería celebrarse antes de final de año y confío plenamente en las dos personas que deben conducir dicha nave – su presidenta, Benita Ferrero y su director ejecutivo, Jorge Valdés -, pero deben tomar nota de los fracasos que les preceden para no repetir errores. Aunque puedan resultar incómodas mis palabras a oídos interesados en mantener el actual estatus, creo que el trabajo de la SEGIB ha cumplido su ciclo vital. Que de nada sirve pagar por una estructura organizativa cuyas tareas se diluyen en nuevas fórmulas de relación más integradoras y capaces.

España debe entender que más allá de su relación bilateral con cada uno de los países que integran América Latina, que deben cuidarse y primarse por lazos económicos – notable presencia de multinacionales españolas en la zona -, sociales y culturales, a los latinoamericanos les interesa la propuesta que Europa sea capaz de hacerles como región modelo de democracia y de desarrollo social. El ejemplo que los Estados del bienestar de los que gozamos la inmensa mayoría de los miembros de la UE representa para los Estados emergentes latinoamericanos resulta trascendental para consolidar aquella región como área mundial de progreso y prosperidad. En ese camino España tiene que ser puente, impulsor y promotor, pero su exceso de protagonismo para lo único que sirve ya es para estorbar el avance de una profunda relación de bloques que es a lo que debemos aspirar.

La próxima cumbre iberoamericana se celebrará en Cádiz (España) como colofón de las celebraciones del bicentenario de la Constitución española de 1812. Una carta magna que se inspiró en la carta de derechos humanos y que se exportó a muchos países latinoamericanos que recorrían su camino de liberación contra el imperio español. No es mal momento para reconocer muchos errores en la relación mutua, empezando por reconocer pública solemnemente los pecados de la conquista y colonización española de América, parar saldar definitivamente cuentas abiertas con comunidades indígenas y gobiernos que los representan. Pero, sobre todo, es la mejor de las oportunidades para la diplomacia española para dar un paso atrás en su visibilidad en la relación, para cederla al nuevo Servicio Exterior de la Unión Europea. Si Europa se toma en serio la relación con América Latina, los españoles habremos dejado nuestro mejor legado al continente que hace más de 5 siglos pisamos por vez primera. Los hijos de uno y otro lado del Atlántico nos lo agradecerán. Lo único que tenemos que hacer es no comportarnos como niños pensando que se nos ha roto el juguete.

UE: de cumbre en cumbre, de remiendo en remiendo, mejor hacernos un traje nuevo

Una nueva cumbre europea agónica, con soluciones y acuerdos in extremis, caminando a la pata coja en el borde del precipicio. Mismos nervios de siempre y mismas declaraciones altisonantes al finalizar, dando por sentado los principales líderes de los Estados miembros que con sus últimas decisiones el futuro del euro está garantizado. ¿Pero a costa de qué y de quiénes?, ¿con qué rumbo y hacia qué destino? Preguntas siempre sin respuesta porque nuestros dirigentes se enfrentan a la realidad como gallinas descabezadas, corriendo de esquina a esquina cacareando enloquecidamente.

Ahora nos dicen que toca recapitalizar la banca y dicen que lo haremos sin el dinero de todos, el dinero público. Al menos no destinaremos todos nuestros recursos como hicimos hace un par de años en garantizar el futuro de unas entidades financieras acostumbradas a mentir con habilidad contable, que son las mismas que hoy demandan nuevas soluciones. Dado que el milagro de los panes y los peces no está al alcance de los humanos, es dudoso que la banca afectada por el incremento del porcentaje de core capital hasta el 9% sean capaces de encontrar inversores privados dispuesto a resolver sus problemas de solvencia y liquidez. Por tanto, pueden pasar solo dos cosas: o que veamos por fin la quiebra de alguna entidad financiera con la consiguiente responsabilidad para sus administradores o que nos vuelvan a engañar y acabemos pagando entre todos la factura de sus irresponsabilidades.

La segunda gran decisión tiene que ver con la deuda griega. Los más afectados por sus impagos, Alemania y Francia, deciden aceptar una quita del 50% y toman las riendas y el control del país heleno. Convertida Grecia en un protectorado del eje franco-alemán, cabe preguntarse porqué han tardado tanto en tomar una decisión descontada por los mercados y cantada para todos desde hace meses y, sobre todo, que nos ha costado a otros países como España e Italia por el contagio de la exposición de las deudas soberanas. Tarde y mal se decide una condonación que tampoco asegura que el otro 50% sea efectivamente pagado por unas arcas griegas exhaustas en una economía deprimida y una población empobrecida severamente. En esta suerte de III ª Guerra Mundial que vivimos, Grecia es el primer país invadido económicamente, que pierde prácticamente su independencia.

Y siguiendo la interpretación bélica – aunque no sangrienta, sí cruenta – los europeos tratamos de buscarnos un aliado, hasta ahora inconfesable, en la batalla. La apelación a la colaboración con China del presidente Sarkozy, suena a un cambio de partner tradicional por parte de Europa. En las anteriores guerra mundiales, a una Europa enfrascada en sus problemas internos, le sirvió Estados Unidos para salvarse de agresiones exteriores. Ahora nuestro aliado tradicional está tan en crisis de liquidez como nosotros. Por tanto, se busca en China, la gran potencia emergente, cash para financiar nuestros problemas. Y como es natural los mandatarios chinos, reyes de la oficialidad, ante el anuncio callan. Con lo cual se abre la segunda incertidumbre sobre las decisiones de la cumbre.

Los bancos españoles son los grandes perdedores de la cumbre. El sistema financiero español que al inicio de la crisis alardeaba de su estabilidad y solvencia frente al resto de sus colegas europeos, ha sufrido los embates de dos test de estress que han penalizado de forma muy especial as las entidades financieras españolas por no admitir las provisiones de las mismas recomendadas desde hace más de una década por el Banco de España. Y en esa circunstancias entidades como el Santander y el BBVA, que se encuentran entre los 20 bancos más grandes del mundo se ven obligados en circunstancias del mercado muy adversas a tratar de dotarse de capital por valor de más de 20.000 millones de euros. Supongo que sus competidores europeos se están frotando las manos con una decisión política tan arbitraria. Aunque me temo que les está bien empleado a ambos, pues, han sido cómplices de la burbuja inmobiliaria creada en España. La frivolidad crediticia con que las cajas y bancos repartieron hipotecas sobre proyectos con suelos inflacionados, pesan hoy sobre los balances de todas las entidades. Y lo que es peor, tercera incógnita, nadie sabe cuál puede ser la evolución de esos activos tóxicos a futuro. Lo normal es pensar que seguirán devaluándose y descapitalizándose.

Con todo, como es natural y suele ocurrir, las bolsas europeas han reaccionado con euforia a las decisiones de la cumbre. La volatilidad especulativa no debería hacernos creer que con estas medidas hemos dejado de recorrer nuestra particular montaña rusa de la crisis. Sobre todo porque la falta de capacidad crediticia a la que fuerzan a los bancos supondrá que el préstamo se retraerá y unido a los recortes fiscales puede abocarnos a una recesión general en la zona euro a lo largo del primer semestre del 2012. Tras tanto remiendo sobre remiendo, la verdad es que sería de agradecer que los europeos fuéramos capaces de hacernos un traje nuevo, pero me temo que el problema de fondo es que los sastres son un desastre.